viernes, 25 de octubre de 2013

Brasil: homofóbicos y racistas al frente de la política de derechos humanos

Bruno Bimbi, en Tod@s, denuncia desde Rio de Janeiro que “aliados homofóbicos de Dilma ahora también quieren legalizar el racismo en Brasil”. Los susodichos son miembros de lo que informalmente se conoce como el “partido evangélico”, con el cual se alió el Partido de los Trabajadores para poder llevar a Dilma Rousseff a la presidencia. Y lo que han hecho para continuar demostrando poder y acumulando privilegios ante la ley es de una caradurez suprema.
La Comisión de Derechos Humanos y Minorías, secuestrada desde marzo de este año por los fundamentalistas, que por un acuerdo con la coalición gobernante consiguieron colocar en su presidencia al pastor racista y homofóbico Marco Feliciano, aprobó un proyecto de ley que exime a las “organizaciones religiosas” del cumplimiento de la Ley contra el Racismo, por lo que podrían, por ejemplo, expulsar de sus cultos o negarse a celebrar casamientos entre personas negras, indios o inmigrantes. (…)

Su autor es el diputado Washington Reis, del PMDB, el principal partido aliado al gobierno, donde militan el vicepresidente Michel Temer y los presidentes de ambas cámaras del Congreso, y el relator del proyecto es el diputado Jair Bolsonaro (…), militar retirado acusado de violaciones a los derechos humanos, que reivindica la dictadura, defiende públicamente la tortura y tiene como principal obsesión política la persecución contra gays y lesbianas.
El proyecto no ha sido aprobado por el pleno de la Cámara de Diputados. Según Bimbi, el destino de la mayoría de los proyectos contra los derechos humanos y las minorías aprobados por la Comisión de Derechos Humanos y Minorías es el olvido o la derrota, pero su sola discusión es propaganda gratuita para los intolerantes y para los que se fingen intolerantes con el objetivo de ganarse a una clientela fanática.

miércoles, 23 de octubre de 2013

La Biblia es ficción, pero mucho cuidado al decirlo

Estudiante sufre bullying por un profesor a quien le dijo que la Biblia no es ficción”, leo en el habitualmente patético sitio evangélico NoticiaCristiana.com, y como el tema parece serio, continúo leyendo.

Resulta que un profesor pidió a sus alumnos, como tarea, leer durante media hora cada día un libro de no ficción y luego traer el libro a clase. Y este alumno, sea por ignorancia o por mala leche, leyó la Biblia. Ahora bien, hay partes de la Biblia que son históricas (aunque sean muy pocas), pero las más significativas y las que más probablemente haya leído el alumno, que son el Génesis, el Éxodo y los Evangelios, son casi totalmente ficticias (para empezar, de los Evangelios ni siquiera se puede asegurar que el protagonista haya existido). El profesor, naturalmente, le hizo saber al alumno que la Biblia no califica como libro de no ficción.

La forma en que se lo hizo saber, sin embargo, fue bastante desagradable, si hemos de creer lo que reportan las noticias cristianas: en vez de explicarle amablemente que sus creencias no pueden trocar lo mitológico en real, el profesor vio la Biblia, constató que el alumno creía que era un libro de no ficción y luego se lo comunicó airadamente al resto de la clase. Una persona en situación de autoridad que expone al ridículo a otra que no puede defenderse a su misma altura está haciendo bullying. Desde luego tenemos que tomar el reporte con pinzas dado que la autovictimización es una especialidad de los cristianos y este incidente menor sirvió rápidamente para engrosar las listas de sitios como Persecution.org, además de llamar la atención de un grupo de buitres… eh, perdón, de abogados cristianos.

Dice otro aspirante a mártir:
Para Robert Tyler, presidente y consejero general de los Defensores de la Fe y la Libertad, el comportamiento del profesor es inaceptable porque viola las leyes del Estado, y es necesario tomar medidas para reducir la agresión en relación con la fe cristiana.

“Éste fue un ejemplo de la creciente hostilidad hacia el cristianismo, que se ve en las aulas de las escuelas públicas, por lo que creemos que tenemos que tomar una posición. Creemos que las acciones de este maestro violan la Cláusula de Establecimiento, que obliga al Estado a permanecer neutral en materia de religión”, dice Tyler.
La neutralidad del estado consiste, precisamente, en no adoptar ni rechazar explícitamente ninguna creencia religiosa. Parece claro que admitir la proposición “la Biblia es un libro de no ficción” es de todo menos neutral. El alumno tiene derecho a creerlo y a expresarlo; el profesor no puede admitirlo, porque le daría al alumno un privilegio en base a su religión. Por lo demás, basta imaginar lo que habría ocurrido si, siendo todo lo demás igual, el alumno hubiese traído a clase un ejemplar del Corán.

El profesor en cuestión debería aprender a lidiar con alumnos mal educados de una manera más correcta. El alumno no tiene la culpa de ser víctima del lavado de cerebro de algún pastor o hijo de padres ignorantes que le enseñaron que la Biblia contiene hechos históricos. Lamentablemente, la mejor manera de tratar con esta falta de educación sería explicar en detalle por qué la Biblia es una fantasía de clase B, cosa que está vedada a los profesores de las escuelas públicas, y con buenas razones. La neutralidad es difícil.

lunes, 21 de octubre de 2013

Ecografías obligatorias antes de abortar

En mi post anterior hablé sobre la modesta proposición de que todas las mujeres embarazadas que deseen abortar sean obligadas a realizarse y recibir la imagen de una ecografía del feto. En este caso se trataba de una idea del diputado español Carlos Salvador, pero desde luego no es algo que se le haya ocurrido primero a Salvador. Varios estados estadounidenses ya obligan a las mujeres a esta invasión de su privacidad groseramente contraria a la ética de la medicina (puesto que es básico, de mínima, que un profesional médico no puede obligar a una paciente a someterse a un tratamiento que ésta no desea).

La versión más extrema de esta imposición antiabortista es la ley de Texas, por la cual la mujer que desee abortar debe realizarse la ecografía y permitir que el médico registre el sonido del corazón del feto al latir; la mujer no está obligada a ver ni escuchar pero el médico debe describirle tanto la imagen como el sonido en voz alta y darle los detalles del desarrollo fetal. Después de eso debe esperar 24 horas antes de poder interrumpir el embarazo, si así lo desea, con lo cual al chantaje emocional se le suma, en el caso de pacientes de escasos recursos que deben viajar desde lejos, un obstáculo económico.

En ciertos casos el efecto emocional puede ser devastador. Por ejemplo, una mujer que recibe en un chequeo de rutina la noticia de que su futuro hijo nacerá con graves deformidades (que lo obligarán a una vida de idas y vueltas constantes por hospitales) y decide abortar, tiene que escuchar —otra vez, antes del aborto— el latido del corazón y la descripción detallada del feto deforme.

Un detalle que quizá se le pasó por alto a Carlos Salvador, que de seguro es totalmente ignorante en lo que respecta a las etapas del desarrollo fetal o las capacidades técnicas de los equipos de ecografía, pero que sin duda muchos activistas “pro-vida” conocen, es que hasta las 12 semanas de gestación el feto es generalmente demasiado pequeño para que su imagen se capte bien en una ecografía abdominal (del tipo que estamos acostumbrados a ver, en las que se pasa el transductor sobre el abdomen untado con gel). Para cumplir con una ley como la que Salvador propone, en esos casos (que son la mayoría), se debería realizar una ecografía transvaginal, insertando una sonda especial dentro de la vagina, lo cual representa una violación desde el momento en que la mujer no desea esa penetración y se ve obligada a someterse a ella.

Lo peor es que estas leyes ni siquiera funcionan, según los datos que hasta ahora se tienen, para lo que sus proponentes en teoría querían que funcionaran. Según los profesionales entrevistados, la inmensa mayoría de las mujeres no cambian de idea sobre el embarazo que desean interrumpir. A algunas quizá no les afecte mucho; otras sufren la experiencia de la ecografía forzada pero siguen adelante a pesar de todo. Quizá los “pro-vida” se conformen con ese sufrimiento, con esa culpa reavivada siquiera brevemente. Nunca me ha quedado claro que disminuir los abortos sea el verdadero objetivo de los “pro-vida”, que casi sin excepción se oponen también a las cosas que pueden evitar que muchas mujeres lleguen a necesitar un aborto: el acceso a la anticoncepción y la educación sexual.

viernes, 18 de octubre de 2013

“Con toda la información relevante” sobre el aborto

El diputado español Carlos Salvador quiere que sea obligatorio por ley realizar y entregarle a la mujer que desea abortar durante las primeras 14 semanas de gestación una ecografía del nascituro. Según el órgano cavernario InfoCatólica, Salvador afirma que
«parece oportuno» plantear la entrega de una imagen del no nacido a través de una ecografía que muestre la «realidad vital y humana de su existencia» y que, unida al resto de la documentación, sirva a la madre y, en su caso, al padre, para poder tomar una decisión «con toda la información relevante a su alcance y sin censuras».
Esta definición es bastante jugosa. Para empezar llama “el no nacido” al embrión o feto, dándose por descontado el tácito “niño”. Esto es como llamar a una bellota un ”roble no brotado” y es el primer indicador de que el diputado quizá no tenga los intereses de la mujer como prioridad, porque ¿quién va a estar del lado de una mujer que quiere matar a un ser humano no nacido?

Seguidamente habla de la “realidad vital y humana” de la existencia del nascituro, asumiendo aparentemente que las mujeres no creen en la existencia de un ser humano en desarrollo dentro de su útero a menos que se les muestre una ecografía del mismo. Habrá tales casos, seguramente, pero se trata de trastornos psicológicos que con seguridad se deben tratar de otra manera.

Más reveladoramente, habla de “en su caso, el padre”. Nuevamente asume el diputado que el contribuyente masculino de la mitad de los genes de un embrión tiene algún derecho a decidir sobre ese embrión en una etapa de la gestación en la que no es más que un parásito del cuerpo de la mujer, dependiente totalmente del mismo y a la vez sumamente oneroso en su mantenimiento.

Finalmente habla de “censuras”. ¿Se le ha estado ocultando algo a las mujeres, con respecto a su reproducción? Si una mujer llega a un embarazo no deseado es bastante probable que haya sido por haber sido mal informada sobre la anticoncepción o por haberse sometido a mandatos de género que la destinan a la maternidad, casualmente dos de las cosas que con más asiduidad promueven tanto los partidos conservadores católicos como la iglesia con la cual están típicamente aliados. Las mujeres que cuentan con “información relevante y sin censuras” tienen muchas más chances de evitar recurrir al aborto quirúrgico que las que son privadas de esa información por políticas ridículas como las de promoción exclusiva de la abstinencia.

Afortunadamente, la propuesta del diputado Salvador no ha encontrado eco en sus colegas, aunque difícilmente sea éste su final.

Más sobre esto en un próximo post.

martes, 15 de octubre de 2013

Los obispos estadounidenses y el shutdown

Una semana antes del cierre (shutdown) del gobierno estadounidense, la Conferencia Episcopal, es decir los obispos católicos de dicho país, hacían lobby para promover el cierre.

¿Por qué les podía interesar a los obispos que el gobierno tuviera que parar todo menos sus funciones básicas? Resulta que los obispos católicos están mal con Obama, porque el presidente promulgó una regulación que obliga a todas las instituciones a ofrecer, como parte de su seguro médico para empleados, la provisión de servicios de salud sexual y reproductiva. El último acto del lobby católico fue presionar a legisladores republicanos ultraconservadores para exigir que incluyeran, dentro de las medidas a tomar por el gobierno para evitar el shutdown, un proyecto redactado a instancias de la Conferencia Episcopal, que les daría el derecho a las instituciones católicas de ser eximidas del deber de ofrecer anticonceptivos (entre otras cosas) a sus empleados.

Que la Iglesia Católica haga lobby es habitual y no está mal. Lo que sale de lo habitual es que la Iglesia ofrezca al ala más dura de los conservadores un argumento más para negarse a aprobar el presupuesto, a sabiendas de que un shutdown impactaría de lleno en la salud pública y la asistencia social. Estos legisladores no son sólo conservadores en cuanto a su oposición al aborto o la anticoncepción; son también fanáticos promotores de la destrucción del estado como proveedor de salud y asistencia económica para los que menos tienen.



Como dice un comentarista:
Una cosa es pedir ser exceptuado de una ley que uno no quiere seguir, mientras el resto de la nación continúa funcionando. Otra cosa totalmente distinta es exigir que el gobierno deje de funcionar porque a uno le disgusta cómo funciona la ley. En este sentido, la táctica de los obispos es idéntica a la del senador Ted Cruz (…). Excepto que, a diferencia de Ted Cruz, los obispos hablan de parte de una iglesia que proclama que el gobierno tiene la responsabilidad de “proteger la vida y la dignidad humana, ocuparse de la gente pobre y vulnerable en el país y el extranjero y promover el bien común universal”. A causa del cierre del gobierno, madres y niños corren riesgo de perder sus franquicias del WIC (programa de nutrición para mujeres, bebés y niños). Muchos de los programas Head Start han cortado sus servicios educativos para niños de bajos ingresos, y se ha cortado el flujo de fondos federales a muchos programas contra la violencia doméstica.
La Iglesia Católica, en otras palabras, prefiere que el gobierno cierre y millones de personas que dependen de la asistencia del mismo pasen hambre o pierdan su acceso a la salud, con tal de que Obama se vea obligado a retirar las leyes que les molestan a los obispos.

Y eso no es todo. Si el gobierno de Estados Unidos no sale del shutdown pronto, arriesga caer en default de su deuda, lo cual traería una recesión severísima. Los obispos no se han preocupado por esto: sólo le han dado a los promotores del shutdown un argumento más para mantener cerrado el gobierno.

lunes, 14 de octubre de 2013

El dominio del cielo

Una anécdota sobre nombres de dominio, traducida del post Heaven’s Domain, de Futility Closet:
En abril de 2005, cuando el Vaticano comenzó a buscar un sucesor para Juan Pablo II, el escritor sobre tecnología Rogers Cadenhead registró los nombres de dominio ClementXV.com, InnocentXIV.com, LeoXIV.com, BenedictXVI.com, PaulVII.com y PiusXIII.com, con la esperanza de que el nuevo papa asumiera uno de esos nombres.

“Alguien más ya tiene JohnPaulIII.com y JohnXXIV.com”, escribió en su blog, “pero fuera de eso tengo puesta una ficha en cada nombre de los últimos tres siglos.”

Cuando Joseph Ratzinger eligió el nombre Benedicto XVI, “sentí como si mi caballo hubiera llegado primero en las carreras de Kentucky”, le dijo a CNN. Como dueño del dominio del nuevo papa hizo algunos pedidos, incluyendo:
  1. Tres días y dos noches en el hotel del Vaticano.
  2. “Uno de esos gorros.”
  3. Absolución completa sin preguntas de los pecados de la tercera semana de marzo de 1987.
“Cualquier decisión que tome será guiada por el deseo de no hacer enojar a 1500 millones de personas… incluyendo a mi abuela”, le dijo al Washington Post. Al momento de escribir esto, el dominio parece estar sin uso; quizá todavía están negociando.

sábado, 12 de octubre de 2013

Jesús quizá no existió, pero no lo inventaron los romanos

Flavio Josefo
A propósito de la noticia de que Jesús y el cristianismo fueron inventados por la familia imperial romana y de que el Nuevo Testamento fue escrito por el historiador judeorromano Flavio Josefo, aunque a esta altura todos deberían saber que se trata de una patraña, no está mal recordarlo, puesto que muchos ateos, especial y tristemente, insisten en darle publicidad a esta disparatada tesis, proveniente de un falso académico bíblico con intereses puramente económicos.

Joseph Atwill, autor del libro Caesar’s Messiah (“El Mesías de César”), propone que el cristianismo es una gran invención destinada a burlarse de la credulidad de los judíos y, de paso, neutralizar su tendencia a la rebelión. En efecto —plantea su tesis—, dado que los judíos cada dos por tres se levantan en armas contra Roma inflamados de esperanza mesiánica, ¿qué mejor que darles un mesías que, en vez de instarlos a la rebelión, les diga que hay que poner la otra mejilla y dar al César lo que es del César (es decir, soportar la opresión y pagar los impuestos)?

Esto suena bien en el terreno de las teorías de conspiración pero es, como estas teorías en general, totalmente ridículo. Lo desmonta concienzudamente, entre otros, un verdadero académico, Richard Carrier, a quien además no se le puede sospechar un conflicto de intereses puesto que no vive de Jesús sino que es lo que se llama, en el campo de los estudiosos del cristianismo, un miticista. Carrier cree que la figura de Jesús no es histórica sino mítica en sentido estricto; que Jesús (o alguien con otro nombre pero que esencialmente cumplió con su misma función) no existió jamás. Entendiblemente, a Carrier le molesta que vendedores de conspiraciones baratas como Atwill ensucien su disciplina.
Su teoría involucra una conspiración masiva y extrañamente erudita de una extensión y origen verdaderamente bizarros para lograr un objetivo verdaderamente quijotesco que no tiene casi ningún sentido como algo proveniente de cualquier élite más o menos inteligente de esa época (…), todo para plantear que la religión cristiana completa fue creada por los romanos (¿que inmediatamente después se opusieron a ella?) y que éstos lograron de alguna manera que cientos de judíos (?) abandonaran su religión y se unieran a una secta que simplemente apareció de pronto, sin explicación y sin apoyo de nadie en el mercado de libros de Palestina (?).
Carrier explica que hay muy poco de nuevo en lo que Atwill vende ahora como una fantástica revelación:
Históricamente, la tesis de Atwill es más o menos una versión actualizada de la vieja Teoría Conspirativa de Pisón, con lo cual no me refiero a la Conjura de Pisón (una verdadera conspiración para asesinar a Nerón) sino a una versión locamente ficticia en la que familia Pisón inventó el cristianismo (y todos sus documentos) a través de sus contactos con la familia Flavia, y de ahí Flavio Josefo (…).

Este sinsentido pseudohistórico ya tiene más de un siglo de antigüedad hoy en día; fue propuesto por primera vez (que yo sepa) por Bruno Bauer en Christus und Caesaren (“Cristo y los Césares”) en 1877, y lo han resucitado una docena de veces desde entonces. Atwill es simplemente la última iteración (o casi: hay un rabino chiflado todavía dando vueltas por ahí con una versión todavía más alocada).
El artículo de Carrier es largo y complejo, y no voy a traducirlo todo aquí, pero lo recomiendo. Desde luego, no es el único que ha notado la total falta de sentido del trabajo de Atwill, pero es un buen lugar por donde empezar.

sábado, 5 de octubre de 2013

Dudas sobre el síndrome post-aborto

El órgano de desinformación y propaganda InfoCatólica cita un artículo de la plataforma nacionalcatólica HazteOír sobre la discusión que se dio en el Simposio de Salud Mental y Aborto del XVII Congreso Nacional de Psiquiatría de España, celebrado en Sevilla.

Los psiquiatras no llegan a un acuerdo sobre las consecuencias del aborto provocado

(…) Existen estudios a favor y en contra de la existencia del síndrome postaborto. Las diferentes conclusiones se deben a la variabilidad de las muestras, el diseño de los estudios, el control de las patologías psiquiátricas previas o subyacentes, el periodo de seguimiento tras el aborto y la participación en ellos de las mujeres que abortan.
Si fuéramos a creer a los “pro-vida” impulsores del mito del “síndrome post-aborto” (SPA), prácticamente todas las mujeres que abortan padecerían un conjunto de patologías psiquiátricas de distinto tipo y gravedad, de manera inmediata o a largo plazo (la ambigüedad en estos casos facilita el engaño). Muy por el contrario, la psiquiatra citada por los “pro-vida” acepta que hay estudios a favor y en contra de la existencia del SPA y que, en el caso del estrés postraumático (uno de los componentes postulados del mismo), los estudios que están a favor de la existencia del SPA “indican que podría afectar al 10% del total de mujeres que abortan”.

Se hace notar, además, que los problemas psiquiátricos luego de un aborto tienden a ocurrir en pacientes con patologías previas. Esto no es nada sorprendente, pero complica el análisis de los datos (por aquello de no caer en el post hoc ergo propter hoc).

Así que, por una vez, los falseadores profesionales han escrito un resumen aparentemente correcto de la situación. Naturalmente, ni ellos ni sus seguidores tomarán nota, y continuarán repitiendo con toda seguridad la mentira que inventaron (tal es el calificativo que merece el afirmar contundentemente una proposición cuando uno no sabe realmente si tal proposición es cierta, a sabiendas de que la audiencia le creerá). El fin superior de la doctrina católica sobre el aborto, que es aterrorizar a las mujeres para que sigan sin reclamar control sobre sus cuerpos, no tolera argumentos matizados, y si la ciencia no apoya lo que la doctrina proclama, será la ciencia la que piadosamente tendrá que callar.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sacerdotes, hombres de esta cultura


En otro post comenté la falaz justificación de los abusos sexuales del clero católico como fruto del “clima de corrupción sexual” fomentado por los “promotores del libertinaje”, a la que recurrió Martín Santiváñez Vivanco, miembro de la criptocatólica Fundación Maiestas.

Para no alargar el tema me limité a explicar por qué esta excusa es vergonzosa y ridícula, sin mencionar que la misma no es nueva ni invención de este pobre vocero de la Iglesia. En efecto, hace tres años, en un momento de recrudecimiento del escándalo, los jerarcas se pusieron en fila para ofrecer esta explicación.

Probablemente azuzado por sus patrones, se hizo eco de estas ideas un anónimo comentarista de La Gaceta de Intereconomía, que descubrió que la culpa de las ganas de los sacerdotes de violar niños la tiene la izquierda freudiana, los verdes y Mayo del ’68.

No mucho después repetía la misma tontería la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, basándose en un estudio encargado por ellos mismos, que les costó 1,8 millones de dólares y que dio resultados que no les gustaron mucho y prefirieron citar haciéndolos decir exactamente lo opuesto.

El asunto venía de antes, claro está: ya en 2002 lo explicó en estos términos (¡se ve que no hacía faltar encargar un estudio para saberlo!) el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, cuando la olla ya se había destapado pero aún no habíamos vislumbrado la terrible podredumbre en el fondo:
En el clima de pansexualismo y libertinaje sexual que se ha creado en el mundo, algunos sacerdotes, también hombres de esta cultura, han cometido el delito gravísimo de abuso sexual.
Llamativamente, parece que los católicos descubrieron que había una “epidemia global de pederastia” (causada por nuestro libertinaje sexual) más o menos en esa época, la misma en que nosotros descubrimos que había una epidemia de abusos sexuales del clero católico que había sido sistemáticamente ocultada por la jerarquía eclesiástica. Ésa fue también la época (principios del siglo XXI) en que la exposición mediática echó a rodar el proceso global de repudio y protesta que animaría a cientos de víctimas a acusar a la Iglesia, luego de años o décadas de sufrir en silencio.

La Iglesia Católica dice estar en contra del relativismo moral, que nos lleva a juzgar hechos del pasado o de otras culturas con estándares distintos a los actuales de nuestra propia sociedad. ¿No es hipócrita que expliquen, entonces, el comportamiento criminal de sus sacerdotes con la excusa de que sólo eran “hombres de esta cultura”? Mejor sería que alguna vez asuman la responsabilidad de vivir según su moral autoimpuesta e inflexible, que no da lugar a excusas patéticas como ésa, o de dejar de predicarla e imponerla al resto de nosotros y entregar a “sus” criminales a la justicia sin más dilaciones.