jueves, 29 de septiembre de 2011

III Congreso de Ateísmo, día 3, parte 3

Continúo con la reseña del tercer día del III Congreso Nacional de Ateísmo.

Esteban Paulón
Cerca del final del tercer día habló Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (FALGBT), que se refirió a la lucha por el matrimonio igualitario (aprobado en julio del año pasado). Varias cosas que dijo ya habían sido contadas por Analía Mas en su propia exposición. Paulón comenzó explicando que el debate por la ley de matrimonio puede verse como un test para la laicidad del estado y de la sociedad, ya que muchos creyentes religiosos apoyaron el derecho de las parejas del mismo sexo a casarse contra las directivas oficiales de sus religiones. Trazó paralelos entre los debates legislativos que se dieron el año pasado y antes de eso con la ley de divorcio vincular y el sufragio femenino.

Paulón resaltó que la batalla más importante es la cultural, y se da sobre todo en la educación. Mencionando como ejemplo el caso de la provincia de Salta (donde se enseña doctrina católica en las escuelas públicas y cuyo Ministerio de Salud, siguiendo la doctrina de la Iglesia, no aceptó manuales inclusivos de educación sexual*), notó que sin una educación laica que elimine los prejuicios religiosos, la ley se queda corta: hoy en día los homosexuales pueden casarse, pero para los fines prácticos su matrimonio “es una declaración jurada de homosexualidad”; a las parejas se les reconocen legalmente derechos, pero al costo de exponerse socialmente. La igualdad jurídica no basta. Aunque se respeten las convicciones religiosas, hay cuestiones no opinables y que no deberían ser dejadas a la libertad de quienes deciden qué enseñar a los chicos.

* Por una increíble coincidencia, Salta solicitó los manuales de educación sexual a la Nación el miércoles 7 de septiembre (cuatro días antes de la exposición de Esteban Paulón). La ministra de Educación explicó que la decisión de no aceptarlos fue del anterior ministro. El susodicho, Leopoldo Van Cauwlaert, era miembro del Opus Dei y renunció a su cargo en diciembre de 2010 para candidatearse como diputado. Enhorabuena.

Para cerrar el III Congreso, tres miembros de Ateos Mar del Plata hablaron de sus experiencias como ateos.
  • Fernando Lozada explicó que, en nuestra sociedad, ser ateo es renunciar al sentido común y rebelarse. La inmensa mayoría de nuestros conciudadanos creen en algún dios; descreer parece una locura. El ateísmo puede encontrar bases racionales, pero la llegada al ateísmo es irracional: uno pierde la fe y luego, con mayor o menor conflicto interior, termina por reconocer que la ha perdido. A partir de allí comienza el proceso de construir una visión propia de la vida que no caiga en nuevos dogmatismos en reemplazo de los viejos.
  • Teresa Bunge: como psicóloga, que trabaja con personas que quieren dejar de sufrir o simplemente desean vivir mejor, encuentra que las religiones se han apoderado de muchos valores positivos que son naturales y no dependen de la fe, como la solidaridad. La religión daña psicológicamente porque valora el sufrimiento por sobre la felicidad y porque requiere de pensamiento mágico, el cual tiene el peligroso efecto de separar las acciones de sus consecuencias. La necesidad de contar con un ser superior lleva al hombre a concebirse como ser deficitario, al que le faltan guías externas para conducirse, siendo que el placer y el dolor, bien entendidos, son guías suficientes. Otro gran daño lo produce la idea de los pecados de intención: sentir culpa no por lo hecho sino por lo meramente pensado. Y finalmente, la regulación religiosa de la sexualidad y de la familia pone énfasis en la estructura conyugal/familiar y su duración más que en la felicidad que puede derivar de ella.
  • Alberto de la Torre cerró con una exposición de los distintos enfoques del ateísmo: el enfoque ontológico, el ético, el científico y el vivencial. Los tres primeros son los argumentos que todos conocemos sobre la improbabilidad, inexistencia o incoherencia conceptual de Dios. La explicación del último fue una narración del proceso de llegada al ateísmo de Alberto, quien según sus propias palabras fue un devoto creyente hasta más o menos los 20 años.
Luego de esta última ponencia, nos invitaron a todos los que habíamos participado a subir al escenario. Fue una gran alegría para mí estar allí arriba y celebrar la reunión (por tercera vez, nada menos) de tantas personas pensantes, activas, que  están cuestionando y se están cuestionando algunos de los temas más importantes para todos. Espero que sea posible continuar esta experiencia. No hay todavía (no me han dicho, al menos) fecha para el próximo Congreso. Ojalá no tengamos que esperar demasiado. 

Aquí termina la reseña del III Congreso Nacional de Ateísmo.

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