sábado, 27 de febrero de 2010

De Saramago, la Biblia, el ateísmo militante y más (parte 1)

José SaramagoLe he pedido permiso a Francisco Javier Lagunes Gaitán, contacto mío en Facebook, para reproducir aquí una discusión que hemos tenido (junto con algunas otras personas) en la página de Ateos Hispanos. No estamos de acuerdo y sin embargo, creo, nos entendemos, lo cual quizá signifique que en el fondo no estamos tan en desacuerdo, y en todo caso, podemos aprender. El disparador de la discusión fue un artículo, Saramago: su Biblia, donde Guillermo Sheridan critica el último libro de José Saramago, Caín, y la actitud “moralista”, “jacobina” y de “apóstata pataleante” de Saramago. Francisco lo cita con beneplácito porque considera que Saramago es una mala noticia como gurú de un ateísmo reaccionario, intolerante y, francamente, poco culto.

Para empezar, todavía no he leído Caín, por lo cual no opino sobre la crítica literaria del mismo, aunque no estoy de acuerdo con quienes descalifican a Saramago por leer textualmente la Biblia. Sí he leído El Evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera, que me parecieron muy buenos, de diferentes maneras. (También leí The Day of the Triffids de Wyndham, que no tiene absolutamente nada que ver con Ensayo sobre la ceguera excepto en la más pedestre de las lecturas.) Saramago me agrada aunque no siempre esté de acuerdo con él: a veces es sentimentaloide o se acerca al ludismo (cf La Caverna), pero esto es entendible en un hombre de 87 años que además ha adherido durante añares a una doctrina utópica y trágicamente fallida como el comunismo.

La primera parte de la discusión trata sobre todo de la interpretación de la Biblia y su influencia en la humanidad. La copio a continuación, y la semana que viene sigo con la segunda parte, que es de donde hablamos del rol de los ateos y librepensadores. Los comentarios son bienvenidos.


Glenys:
Wow, yo no lo interpretaría para nada de esa manera, creo que Saramago ha dejado escrito suficiente y ha hablado mucho para saber que no es eso lo que ha querido decir, para él, como para Hitchens y otros ateos agnósticos, este libro sagrado, como muchos otros de su "naturaleza", ha contribuido en el desastre que somos ahora., y ha influenciado la conducta humana en formas negativas desde promover la homofobia hasta la discriminación de géneros, Todavía, muchas de las religiones basadas en ella lo hacen, y eso es sólo algunos de los "pecados".
Obviamente, la naturaleza humana es mucho más vieja que la Biblia y cualquier otro libro y estoy segura de que Saramago lo sabe y tú también. :)))

Francisco:
Es que el autor, Sheridan es un implacable e iconoclasta analista literario, siempre presto a mostrarnos el cobre que en realidad hay detrás de las palabres bienpensantes de los gurús de moda.

Su conclusión me parece imbatible. Saramago es un jacobino ingenuo e inocuo, igual de moralista que cualquier moralista religioso, al pretender juzgar una obra literaria clásica con criterios como para juzgar una novela actual. Y atribuirle a un mero libro la capacidad de torcer para siempre la naturaleza humana demuestra una fe del carbonero en el poder transformador de ese libro que ya lo quisiera cualquier predicador santurrón fanático para un día de fiesta.

Glenys:
Primero, es indiscutible la influencia que ha tenido la biblia en la conducta humana y segundo, Saramago no es un gurú de la época, el tipo ya está a punto de morir.
El que él, tú y yo desde sumamente distintos puntos de vista estemos hablando sobre este libro lo hace más que un "mero" libro. Lo que me parece inocuo es ese deseo de no otorgarle la importancia a la biblia en lo negativo y su responsabilidad en la distribución de ideas nocivas que han impedido el progreso en mcuhas áreas, han permitido el abuso de millones de personas y han "legalizado" la discriminación y el odio hacia muchos. Sólo hay que hablar con cualquier pastor o cura para percatarse de ésto. Por otro lado, millones de personas por todo el mundo CREEN que lo que dice la Biblia es verdad y viven sus vidas de acuerdo a las interpretaciones varias de cada religión basada en este "mero" libro. A lo mejor si Fundación de Asimov tuviera a millones arrodillándose y adorando cada una de sus palabras e interpretaciones varias, estuviésemos ahora discutiendo a Asimov y sus ideas.
El hecho de que tú y los miembros de tu iglesia Unitaria tengan una visión más liberal de este "clásico" como te gusta llamarlo, no impide que veas que la mayoría no piensa como tú ni como yo y muchas de esas normas nocivas a las que nos han sometido, están ancladas precisamente en la biblia y no en fundación. Igual, si estuviésemos en Pakistán a lo mejor ambos ya hubiésemos muerto, y todo porque un libro es tomado al pie de la letra por la mayoría de sus seguidores.

Francisco:
Tienes razón Glenys, quizás Saramago no se propuso nunca concientemente ser considerado como gurú de cabecera de nadie. Pero el hecho es que muchos medios y una buena parte de sus seguidores lo consideran algo muy parecido a eso.

También se han cometido grandes crímenes en nombre de las naciones, las razas, e incluso la ciencia se ha usado como pretexto para abusar de muchos grupos sociales: mujeres, gueis, locos, etc. (véase la obra de Foucault al respecto). Así que te hago una petición encarecida, querida Glenys, no mezclemos las discusiones sobre lo que la Biblia es y sobre los usos que se le han dado. La ciencia no provocó los abusos para los que se usó como pretexto. Tampoco la Biblia.

Los participantes de la Iglesia Unitaria no tenemos dogmas obligatorios y cada uno de nosotros es libre de hacer y rehacer su propio juicio sobre la Biblia, y sobre lo que sea. También hay comecuras anticlericales jacobinos entre nosotros, aunque yo hace tiempo que no me identifico con esa posición.

Ningún libro es un peligro en sí. Las prácticas y usos sociales son los que pueden volver peligroso lo que sea... Si se trata de escoger en qué depositar nuestra confianza última, prefiero depostarla en la humanidad (con los lados obscuros y luminosos de la naturaleza humana) que en un mero texto (lo siento, la fe bíblica no se me da).

Recibe un saludo afectuoso.

Yo:
Me gusta la forma de expresarse de Saramago, aunque no lo considero un gurú ni mucho menos. Lo veo de otra forma: si te presentaran un libro como la Biblia, escrito por un don nadie, luego de leer ciertas partes lo dejarías disgustado y lo tendrías fuera del alcance de los niños pequeños, porque su contenido es repulsivo. Pero como es la Biblia, no es posible eso; un libro con esa antigüedad no es un libro sino una tradición variadísima, porque a un libro lo hacen sus lectores y sus interpretaciones. Saramago elige las interpretaciones más desagradables de la Biblia, que, acordemos, fueron las que predominaron hasta no hace mucho en términos históricos. Si Saramago es inteligente (y creo que lo es) "la Biblia" se refiere no al texto sino a las lecturas del mismo. ¿Cómo va a hacer daño un libro por sí solo? El daño lo hace la adopción de un libro como guía moral.

Wílmer:
Independientemente de las lecturas que puedan hacerse sobre la biblia, está conformada por varios libros escritos para interpretarse literalmente, excepto el apocalipsis. Objetivamente, la biblia es un libro inmoral. Es la sociedad, sacando lo mejor de sí, la que le da una interpretación edulcorada.

Sin embargo, dos mil años de lectura perniciosa no pasan desapercibidos y, a pesar de la intención de los creyentes de rescatar lo mejor de la biblia, su perjudicial legado quedará entre nosotros.

Si. Es cierto que el hombre ha usado a las naciones, razas, e incluso la ciencia como excusa para los peores fines, y es cierto que la biblia es sólo el resultado de la mentalidad de su época, pero esto no la exime de su carácter lesivo al utilizarla como guía moral. Saramago tiene toda la razón en su apreciación final.

Francisco:
Hola Wilmer: Me parece un criterio literariamente muy defectuoso pretender juzgar un libro por lo 'edificante' de su contenido. Me suenas a mi abuelita y a sus criterios de censura literaria.

La Biblia, en mi perspectiva, es una respuesta 100% humana ante el misterio. Es una antología de escritos heterogéneos elaborados, recopilados y re-editados durante un periodo de más de mil años... Con esta perspectiva, puede leerse como un interesante mosaico cultural que documnta, incluso contra la intención de algunos de sus autores o redactores, la evolución del concepto de Dios en un pueblo trashumante que cambia hacia una sociedad urbana.

La Biblia me parece un documento mucho más honesto que quienes hoy se dicen sus seguidores. Encuentras muchos de los principales rasgos de lo humano, anhelos, esperanza, sí; pero también frustración agresión descontrolada, violaciones... Es un mosaico cultural de la experiencia de los pueblos del medio oriente. Y como buen espejo de lo humano, puedes encontrar glorias y miserias, ya que, como decía Alexander Pope, el humanos es "la gloria, el enigma y la burla del mundo". La Biblia es un monumento literario de humanidad.

Los seres humanos tenemos el talento de proyectar lo que somos en obrass externas, tanto para conocernos más profundamente, y también para alienarnos dándoles a esas obras una autoridad y poder que no nos damos ni a nosotros mismos. Precisamente en esta línea de razonamiento, darle a un simple clásico literario antiguo el poder de pervertir y retorcer irrevocablemente la libre naturaleza humana, como señala Sheridan, es mostrar una fe del carbonero a toda prueba, pese a que sea parte de una denuncia al abuso autoritario que toma la Biblia como pretexto, no es sino una continuación de la peor tradición de alienación humana al seguir concediendo a un mero libro un poder absoluto que no tiene.

La negación más radical del literalismo bíblico fundamentalista no es, entonces, rechazar el libro con un moralismo gagá, ni pretender aplicarle criterios para evaluar libros de texto, o de otra clase ajenos a su género, sino devolverla al anaquel de los clásicos literarios, igual que la sangrientísima Iliada, La guerra y la paz, o Cien años de soledad.

Yo:
Los clásicos literarios que mencionas al final, Francisco, nunca fueron la guía moral de pueblos enteros. Para poner la Biblia en el anaquel de los clásicos hacen falta generaciones de trabajo de desacralización y deconstrucción. Las reingenierías literarias como la de Saramago pueden ayudar. La reacción atea al fundamentalismo bíblico se entiende porque estamos en minoría y a la defensiva. No queremos criticar a la Biblia como a un libro de texto, pero como tal la tratan porciones significativas (y en algunos casos crecientes) de la sociedad.

Ateos Hispanos:
Lo que ocurre, Francisco, es que no estamos haciendo crítica literaria. Estamos hablando de un libro que ha influenciado a la humanidad por milenios, que no ha sido leído como un texto más de la literatura universal. El problema radica en que la sociedad moderna toma la biblia como un libro sagrado y esto se presta para fundamentalismos peligrosos. Si la sociedad tomara este libro como herramienta para conocer el pensamiento de un pueblo antiguo todos estaríamos conformes, incluyendo a Saramago; infortunadamente, nuestra situación actual no permite ver a la biblia como un simple clásico de la literatura.
Continuará...

jueves, 25 de febrero de 2010

Mentiras católicas sobre la homosexualidad (A176)

Al parecer alarmados por la tendencia a eliminar la discriminación hacia los homosexuales que está —como quien dice— de moda en Latinoamérica (siendo Argentina, Uruguay y México ejemplos recientes) los jerarcas católicos y sus mercenarios están ocupadísimos produciendo justificaciones para su homofobia. Donde antes bastaba una bula o una encíclica, si acaso, o un par de amenazas de excomunión, ahora hace falta al menos fingir objetividad y un interés superior, por lo que el enfoque ha virado: se busca soporte científico y se emiten (como hace la esposa del pastor en Los Simpsons) desesperados grititos de “¿Alguien quiere por favor pensar en los niños?”.

Tal es la estrategia de otra repugnante pieza propagandística publicada por ACI donde reportan la presentación, en un simposio realizado en México, de un estudio que muestra que los niños adoptados por parejas homosexuales tienen tendencias suicidas y sufren de estrés. El simposio, desde luego, no fue tal sino una reunión de personas que comparten los mismos prejuicios y odios, y su objetivo no era discutir, debatir y llegar a conclusiones, como en un evento científico real, sino partir de conclusiones pre-hechas y publicar, bajo una pretensión de objetividad, los supuestos hallazgos que las confirman. Los convocantes son un grupo anti-homosexual que (entre otras cosas) entrena a terapeutas para tratar la Atracción al Mismo Sexo No Deseada, “patología” que no es reconocida por la psicología (otra cosa, aunque a veces se la confunda a propósito, es la disforia de género).
En este sentido se presentó el estudio "Investigación Relativa a la Paternidad y Adopción Homosexual" del profesor de Neuropsiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur (EE.UU), George A. Rekers, que plantea que "las niñas y niños adoptados por parejas de lesbianas y homosexuales registran un mayor nivel de estrés al que ya de por sí les genera su condición de huérfanos o abandonados por sus padres biológicos" y que dicha situación "provoca en los menores diversos traumas y trastornos del comportamiento que incluso llegan a tendencias e intentos suicidas".
Dos puntos para empezar.
  1. Los estudios de adopción de niños por parte de parejas homosexuales son muy recientes y todavía bastante escasos. Por lo pronto, son muy pocos los lugares donde las parejas homosexuales tienen derecho a casarse y a adoptar hijos como tales. Sí hay estudios que demuestran que es una falacia la idea de que el niño “necesita un padre y una madre” para crecer como debe.
  2. Según el profesor Rekers (autor del estudio), la mayoría de los hijos de padres homosexuales reconocen haber “padecido fuertes emociones… al tratar de esconder, ante sus compañeros y familiares, la homosexualidad de su padre o madre”. El énfasis es del original y parece increíble que no se note la inferencia. ¿Cómo va a sentirse tranquilo un niño que tiene que negar constantemente la identidad de uno de sus padres? El problema no es del niño ni del padre, sino de la sociedad homofóbica que los rodea.
No hace falta ir mucho más lejos en la búsqueda de errores y distorsiones, porque basta con examinar las credenciales del autor.

George Alan Rekers es un conocido activista cristiano. En 1983 ayudó a fundar el Family Research Council, un lobby de la ultraderecha religiosa estadounidense que entre sus objetivos declarados tiene la ilegalización de la homosexualidad y la lucha contra toda legislación antidiscriminatoria que proteja a las personas LGBT. Rekers es miembro de NARTH, una organización pseudocientífica que pretende que la homosexualidad sea tratada como una enfermedad psicológica y ofrece tratamientos para “curarla” (de dudosa eficacia y muy cuestionable ética). Ha sido llamado a declarar como testigo experto en varios casos legales involucrando el tema de la adopción de niños por parejas gay, y en todos ha quedado claro que la objetividad científica está muy por debajo, en su lista de prioridades, de su ideología y sus creencias religiosas. La homosexualidad no pasa de padres a hijos (adoptados o biológicos), e independientemente de cómo se la considere, no puede “curarse”, excepto con técnicas que —cuando son efectivas, que no es siempre— dañan psicológicamente a la persona.

Un resumen de todo esto que acabo de escribir fue posteado como comentario en la nota de ACI a la que hago referencia. El moderador no lo publicó. Aunque en otras ocasiones me han publicado opiniones contrarias a la doctrina católica, parece que desenmascarar a un profesional inescrupuloso como Rekers, haciendo caer toda la argumentación anti-homosexual que depende de su estudio, era demasiado.

martes, 23 de febrero de 2010

El conspiracionismo de Guillermo Buhigas (A173b)

Ésta es una actualización de mi post sobre el aparente apoyo oficial católico a las teorías conspiracionistas de Guillermo Buhigas, autor de Eugenesia y eutanasia. La conjura contra la vida, un libro donde se vincula al “darwinismo” con el movimiento eugénico, el nazismo y la moderna lucha por los derechos reproductivos y la muerte digna (que para los católicos es la “cultura de la muerte”). Una reseña ha aparecido en el portal integrista HazteOír, refrendando mi impresión inicial de que la patente locura de Buhigas no es, en principio, católicamente heterodoxa, sino que más bien —lo cual es preocupante— puede estar transformándose en ortodoxia.

La reseña viene acompañada de un video producido por la Editorial Sekotia, que publica el libro de Buhigas. Tómense el tiempo para verlo, porque no tiene desperdicio, y luego sigan leyendo.


Lo que sigue es un resumen del video, por puntos. Refutar las mentiras y aclarar las distorsiones que allí se cometen sería una labor interminable, pero haré un breve esfuerzo. Obviamente el lector no debe conformarse con esto sino ahondar en la bibliografía correspondiente. He colocado links relevantes donde pude. Muchos son a Wikipedia, que no siempre es una fuente de información confiable, pero que suele apuntar al menos a algunas referencias útiles; la Wikipedia en español es lamentablemente muy mala en este respecto, por lo cual los links apuntan a la versión en inglés cuando es necesario.
  1. Comenzamos con el error de Malthus. ¿Fue verdaderamente un error? Malthus no previó (no podía prever) los adelantos tecnológicos que llevarían al crecimiento acelerado de la productividad agrícola (la Revolución Verde y otros factores). Su teoría de que el aumento de la población terminaría por anular el aumento de la capacidad de producción de alimentos era plausible, y sigue siéndolo. No podemos confiar en que la tecnología nos salvará siempre.
  2. No más empezar escuchamos la Cabalgata de las Valkirias, de Wagner. Como sabemos, como a Hitler le gustaba Wagner, para estas mentes simples Wagner = Hitler.
  3. Siguen terribles imágenes y una cita entrecomillada (sin atribución ni referencia) yuxtapuestas a una fotografía trucada de Charles Darwin. Desconozco si la cita es real o qué, en caso de serlo, quiso decir Darwin.
  4. Tal como sospechábamos: Darwin = Hitler, y la teoría de la evolución es la base conceptual de los totalitarismos y los genocidios… El darwinismo social es una ideología —una propuesta de deber ser— mientras que la evolución es una teoría científica —una descripción explicativa del ser—, por lo cual no hay mucho más que decir. El nazismo de hecho no adhería a la teoría de la evolución. Hitler mamó su antisemitismo de fuentes mucho más antiguas. El comunismo ruso tampoco era darwinista; de hecho Stalin creía en la ridícula teoría pseudo-evolutiva de Trofim Lysenko.
  5. Francis Galton, promotor de la eugenesia, era primo de Darwin. Por lo tanto, Darwin = eugenesia = nazismo = esterilización forzada de mexicanos. Ah, ¡cuánta basura en unos pocos segundos! Hubo, sí, un movimiento eugénico que no respetaba los derechos básicos de los seres humanos considerados genéticamente inferiores. Con algunas buenas intenciones pero muy poca empatía, con un entendimiento defectuoso de la herencia, y con un cimiento de racismo y xenofobia común a la época, el movimiento eugénico fue responsable de terribles crímenes. Quienes hoy luchan por los derechos reproductivos han superado esa mentalidad.
  6. Imagen de mexicanos inmigrantes bien alimentados, en fila para una revisación médica, seguida por una imagen de judíos —piel y huesos— en fila en un campo de concentración.
  7. Desfile de famosos que apoyaron, supuestamente, la eugenesia. ¿Para qué sirve saberlo? Para dar, a todas luces, la impresión de que muchísimas personas importantes conspiraron y conspiran contra “la vida”.
  8. Goebbels y sus seis hijos, primero orgullosamente numerosos, bien almidonaditos y vivos (¡parece una foto de familia del Opus Dei!) y luego asesinados por su padre. ¿Algo que ver con la eugenesia, la evolución? No. Goebbels era un fanático que prefería ver muertos a sus niños antes que entregarlos a los Aliados.
  9. Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español, feliz, seguramente por ver tantos niños muertos. Porque los socialistas son anti-vida.
  10. Mar adentro, de Amenábar = Ich klage an, de Liebeneiner.
  11. Por lo tanto, PSOE = Tercer Reich.
  12. Los socialismos son parte de la conjura contra la vida. El nazismo es socialismo. Sí, eso dice.
  13. Calaveras con una hoz y un martillo y un signo de dólar. El capitalismo también es socialismo, o sea nazismo. Si parece como que la cosa empezara a volverse bizarra, es porque lo está haciendo.
  14. Propaganda nazi.
  15. Papas Píos. A Pío XII todavía lo llaman “el Papa de Hitler”, y el Vaticano jura y perjura que va a abrir los archivos que muestran que no fue un colaboracionista nazi, pero primero tienen que ordenarlos un poco… digamos hasta 2015.
  16. Cita atribuida a Freud que señala que el catolicismo es la única protección contra el nazismo. Cierto que dijo eso. Muchos otros europeos famosos creyeron que el nazismo era la única protección contra el comunismo. Finalmente, el catolicismo no sirvió para mucho. La mayoría de los católicos alemanes, al menos, siguieron a Hitler como los demás.
  17. Idem sobre Einstein. Podemos disculparlo: en su época todavía no se sabía que la Iglesia Católica había facilitado la huida de cientos de nazis y aliados de los nazis hacia Argentina y otros países.
  18. Hoy es lo mismo. Imagen de Benedicto XVI en posición de lucha contra los neo-nazis, que venimos a ser todos nosotros.
  19. Embrión humano.
  20. Margaret Sanger junto con miembros del Ku Klux Klan, “masones”. Ignoro si la foto es genuina; lo dudo. El Ku Klux Klan no era de genealogía masónica, sino protestante conservadora. Lo único que tenían en común fue su odio hacia los católicos. Sanger era racista, xenófoba, y abogaba por la esterilización de los retrasados mentales; nada bonito, y nada raro en esa época; pero se pronunció contra los nazis, contra la eutanasia, y contra el control natal estatal coercitivo.
  21. “Liberación sexual” es un término falaz, según el video. Claro: como en 1984, para los católicos conservadores libertad es esclavitud; la mujer sujeta a su marido y perpetuamente embarazada es la verdaderamente libre, porque es esposa y madre, roles a los que Dios la destinó.
  22. Según Sanger, lo mejor que puede hacer una mujer pobre con sus hijos es “matarlos”. Esto es no sólo falso sino directamente opuesto al pensamiento de Sanger, que se oponía (contra otros de su mismo movimiento) a la eutanasia, prefiriendo la eugenesia negativa.
  23. Junto con estas palabras, el logo de Planned Parenthood. ¡PP = Rockefeller = masones = Obama! El pobre Obama es la víctima preferida de los conspiranoicos estadounidenses y ahora también de la Iglesia.
  24. Bill Gates maneja la IPPF hoy. Gates tiene la patente de la píldora del día después. ¿Será cierto? ¿De dónde sale la información? ¿Importa? Los católicos profesan que la píldora del día después es abortiva. No lo es, pero así lo proclaman.
  25. Eugenesia = control natal = aborto forzado en China. Foto de un feto muerto. Generalmente las propagandas contra el aborto muestran fetos en avanzado estado de gestación que fueron abortados espontáneamente, o nacimientos prematuros. Los abortos nunca se practican en fase tan tardía. Ergo, las fotos de “bebés abortados” no son tales. De más está decir que en China las condiciones pueden ser distintas; pero China es una dictadura y además una cultura donde el infanticidio selectivo está aceptado.
  26. Más fetos (casi a término) muertos.
  27. Restaurantes chinos sirven sopa de fetos.
  28. Personas lavando, cortando en rodajas, sirviendo y comiendo fetos. Sin comentarios.
  29. En el fondo suena Also sprach Zarathustra. Por supuesto, Zarathustra = Nietszche = nazis = comunistas chinos.
  30. Juan Pablo II y su frase “conjura contra la vida” superpuesta a banderas de la ONU, la OMS, la UNESCO, la UE, la FAO, UNICEF, el Banco Mundial y la UNFPA. ¡Todos están contra nosotros!
  31. Muñeco en forma de esqueleto humano sosteniendo una bolsa de dólares.
  32. Euros manchados de sangre. ¡Los medios son cómplices de la conjura!
  33. Apología del suicidio, cochecito de bebé tachado, anticonceptivos, ligadura tubaria, vasectomía, aborto de un feto casi a término: todo es lo mismo, todo es parte de la misma conjura. Los que creemos en la teoría de la evolución y usamos métodos anticonceptivos ¡queremos terminar con la raza humana!
  34. Madre Teresa de Calcuta con niño pobre, mientras suenan las palabras “incondicional a favor de la vida”. Sí, hablamos de la misma Teresa de Calcuta que no le daba analgésicos a los moribundos para que sufriendo compartieran la pasión de Jesús.
  35. Juan Pablo II con niño enfermo. Prueba irrefutable de que Juan Pablo II dedicó su vida a mejorar las vidas de los niños enfermos. ¿No?
  36. Mateo 16, 13-18. O sea que, no importa lo que pase, Dios no va a dejar que la Iglesia pierda esta batalla. ¿A qué tanto lío entonces?
La teología cristiana tiene una estructura similar a una teoría de conspiración. A fin de cuentas, nada de lo que plantea tiene sentido excepto como parte de una misma estructura autorreferente; la realidad y la teología no se intersectan verdaderamente en ninguna parte; los aparentes puntos de contacto son malas interpretaciones de hechos reales o bien meras presunciones gratuitas. Estas características son típicas de las teorías conspirativas, en las que todo parece encajar y todo apunta a una conclusión terrible: todos están contra nosotros —pero aún así nosotros, la minoría perseguida y despreciada, ¡podemos ganar! ¡Tenemos la verdad de nuestro lado!

El video que he puesto arriba es una muestra cabal de lo anterior. Es basura de principio a fin, una seguidilla de non sequiturs, una fábula que no resiste ningún análisis histórico, y plagado de acusaciones implícitas o explícitas que salpican a personas y teorías que no tienen nada que ver. Abunda en detalles inconexos a los que pretende unir de manera simplista bajo un principio único, y lo hace no con lógica o rigor —porque de esa forma el argumento se caería a pedazos— sino con golpes de efecto, con citas sacadas de contexto, con falsedades que resultan difíciles de desmentir con rapidez para el espectador no informado.

La visión de Buhigas es casi apocalíptica, pero hay una diferencia. Los apocalipsis eran textos que alentaban a la lucha y llevaban esperanza a los creyentes. Sus detalles eran alegóricos. Libros como el de Buhigas, que el video ilustra, pretenden ser verdad objetiva, no simbólica. En este sentido son una pérdida de tiempo, porque las mentiras que contienen son fácilmente comprobables. Y no traen esperanza sino miedo, miedo que puede fácilmente transformarse en odio.

La Iglesia Católica está perdiendo poder y sus posiciones se están radicalizando. El Papa Benedicto XVI simpatiza con ideas que chocan frontalmente con la modernidad, con la democracia, con los derechos humanos y con la ciencia. Nada novedoso aquí; pero Ratzinger, además, no tiene pelos en la lengua. Las teorías conspirativas sobre el Nuevo Orden Mundial y la “cultura de la muerte” son comunes entre los tradicionalistas católicos, como los lefebvristas, y es entre ellos donde Ratzinger está buscando aliados. Los moderados cada vez tienen menos lugar en la Iglesia Católica, que está menguando en la secularizada Europa pero gana terreno entre los habitantes pobrísimos y sin educación de África y América Latina, compitiendo con sus mismas armas con las formas más virulentas del islam y del evangelismo.

Y en medio de todo esto aparece algo como la “conjura contra la vida”, obra de un desquiciado o un oportunista o ambas cosas. ¿Será acaso una señal de los tiempos?

lunes, 22 de febrero de 2010

Alerta Religión en Facebook

Alerta Religión
Para aquellos que sigan Alerta Religión a través de su página en Facebook, y para los que deseen hacerlo a partir de ahora, les comunico que tenemos una nueva dirección, más corta: http://www.facebook.com/alertareligion. La anterior dirección sigue siendo válida. Aprovecho para pedir a aquellos que siguen este blog su ayuda para difundirlo, invitando a sus amigos en Facebook y/o compartiendo en esta y otras redes sociales los artículos que les resulten interesantes.

¿Catecismo ecuménico?

Como éste es un asunto interno de los eclesiarcas, no me voy a extender mucho; sólo lo comento porque me parece vagamente gracioso: el cardenal Walter Kasper, Presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, propuso redactar un “catecismo ecuménico”, el cual “recogería la parte de la fe que es común a estas confesiones y a la Iglesia Católica”. Parece sencillo. Veamos:
  1. No hay otro dios que nuestro dios, y Jesús es su profeta.
  2. Dios es amor. Cada cual puede definir amor como le parezca mejor.
  3. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Por la definición de amor, vide ut supra.
  4. La gente de otra religión sólo se salvará del infierno si se convierte a la nuestra. O si Dios quiere.
  5. Hay que poner la otra mejilla, pero no siempre.
  6. Las buenas cristianas son vírgenes o madres.
  7. Es más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja… Ah, no, esa parte sobre los ricos es metafórica; Jesús no quiso decir eso.
  8. La parte del perdón a la prostituta y lo de no juzgar a los demás, eso también es algo confuso; Jesús no quiso decir eso.
  9. El sexo es malo salvo que sea para hacer bebés.
  10. Los ateos son tontos y malos.
  11. Lo anterior es Palabra de Dios y verdad absoluta por toda la eternidad, exceptuando posibles modificaciones posteriores que puedan ser oportunamente inspiradas por el Espíritu Santo a los líderes de nuestras iglesias.
¿Qué les parece? ¿Me falta algo importante?

sábado, 20 de febrero de 2010

Rom Houben, la mentira (A175)

Hace unos tres meses hablábamos de Rom Houben, el paciente en estado vegetativo al que los medios mostraron “comunicándose” a través de un teclado, “ayudado” por una terapeuta que sostenía su mano. El caso de Houben, junto con las afirmaciones de su neurólogo en el sentido de que muchos pacientes en estado vegetativo en realidad están conscientes y “encerrados en sus propios cuerpos”, fue rápidamente secuestrado por los católicos que se oponen a la eutanasia y utilizado como una especie de himno a la vida. Houben, el héroe, contra los “anti-vida” que quieren dejar morir de hambre a los parapléjicos.

Pues bien, Steven Laureys, el neurólogo de Houben, ha admitido ahora (después de que se le hicieran a Houben las pruebas pertinentes, que él nunca hizo como debía) que su paciente nunca comunicó nada; que la terapeuta, con seguridad creyendo en lo que estaba haciendo, fue la que pensó y escribió todo. Laureys, no obstante, sigue insistiendo con que la comunicación facilitada es un método útil en algunos casos, a pesar de que el mismo está desacreditado desde hace rato.

Este post no se trata de festejar la equivocación del neurólogo o refregarles en la cara a los creyentes “pro-vida” su derrota. Ni siquiera para denostar a Laureys, quien —no obstante— debería ser duramente cuestionado por la comunidad médica por su adhesión a metodologías inservibles. Habría sido maravilloso que Houben se comunicara. Pero no lo hizo, y los responsables de alentar las esperanzas de sus familiares y de los seres amados de miles y miles de pacientes como Houben deberían sufrir las consecuencias de su increíble desconsideración, de su falta de tacto y su sensacionalismo, de su instrumentalización descarada de un caso tristísimo como éste.

A la fecha no he visto publicada la noticia del desengaño del Dr. Laureys en ninguno de los sitios web católicos donde se festejó a Houben como si fuese un abanderado de la causa contra el derecho a la muerte digna. Tampoco espero que lo hagan, ya que esta clase de lugares son portales de propaganda y no de noticias; si en los medios periodísticos comunes no reina precisamente la ética ni es habitual el reconocimiento de errores y exageraciones, en los sitios religiosos la distorsión y el ocultamiento selectivo son casi obligatorios.

jueves, 18 de febrero de 2010

Negación, encubrimiento, hipocresía: abusos sexuales de sacerdotes católicos

En estos días en que Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, está ocupado fingiendo que le preocupan los niños y jóvenes abusados por centenares por sus sacerdotes en Irlanda mientras la dirigencia eclesiástica hacía la vista gorda, tengo aquí un largo testimonio que he traducido. Es de Laurie Taylor, presidente de la Rationalist Association de Gran Bretaña y editor de la revista New Humanist, conductor radial, profesor de sociología, autor de libros sobre criminología y paternidad. Se titula Suffer the little children, juego de palabras con la frase de Jesús “Dejen que los niños [vengan a mí]” y el significado más común del verbo suffer, “sufrir”. Los links y aclaraciones entre corchetes son míos.
Inicié mi diario en febrero de 1949, cuando tenía apenas 12 años y hacía dos que vivía en el internado de la Escuela del Sagrado Corazón en Droitwich [Worcestershire, Inglaterra]. Aunque lo escrito se ha esfumado bastante, todavía es lo suficientemente claro para revelar mi preocupaciones infantiles. Había un tema constante con la acumulación de dinero. “Recibí pagos por deudas de 4/6d.” “Abuela me dio 3/- PO.” “Al sumar todo lo recibido me encontré con 8/6d.”

Aun más espacio está dedicado a la observancia religiosa. “Fui a comulgar y lo ofrecí por mamá.” “Hoy fue día de retiro. Hice mi resolución de Cuaresma y voy a tratar de mantenerla.” “Domingo de Pasión hoy. No estuve de monaguillo en misa. Es la primera vez que no sirvo en misa en los últimos cinco domingos.”

Y luego, como hilo conductor entre todos esos reclamos de deuda y piadosos deberes de monaguillo, está mi amistad con Richard Glenister. “Fundé un club de ensayos con Glenister. Decidimos leer sólo buenos libros” “Me peleé un poco con Glenister pero enseguida nos arreglamos.” “Recordar: tratar de mantener el Club de Literatura con Glenister y no dejar que entre nadie más.”

Pero en ninguna parte de esas páginas apretadamente escritas hay una sola referencia, ni una solitaria alusión, a la característica más significativa de la vida en el internado con Richard. No hay ni una palabra sobre el hecho de que en esa época ambos éramos abusados sexualmente por dos de los sacerdotes que manejaban la escuela.

Probablemente por ser un muchacho mucho más bonito que yo, Richard sufría el mayor peso de esos abusos. Mientras que yo no tenía que soportar mucho más que las caricias del Padre Dunworth sobre mi pene durante mi baño semanal —“siempre debemos asegurarnos de lavar esta partecita con mucho cuidado”, decía, mojándose la manga de la sotana al meter la mano bajo el agua—, Richard era llamado con regularidad fuera de su dormitorio por la noche, para pararse desnudo frente al Padre Hodgson.

Hablábamos entre nosotros sobre lo que ocurría. Sabíamos que no era correcto, pero ambos estábamos atrapados por lo que otras víctimas de los sacerdotes católicos han descrito tan bien. Nuestras creencias religiosas profundamente arraigadas nos hacían casi imposible creer que los sacerdotes podían ser algo otra cosa que santos varones. De alguna manera, nosotros debíamos ser los pecadores. Y por supuesto, los curas sabían cómo jugar con esta creencia. “Mira lo que te ocurre”, decían cuando sus toqueteos producían una erección involuntaria. “Mira eso. Eres un niño muy malo. Pero si no abres la boca yo no diré nada sobre esto.”

De alguna forma, no obstante, juntamos suficiente coraje para ir a ver al director, el Padre Lythgoe, con nuestros problemas. Nos paramos uno junto al otro nerviosamente en su oficina y presentamos nuestra queja. Dijimos que no nos gustaba que nos tocaran. Que pensábamos que era incorrecto.

Él nos dijo que estábamos haciendo acusaciones muy serias. Estos sacerdotes eran hombres santos. Muy santos. Sus vidas estaban dedicadas al servicio de Dios. ¿No sabíamos acaso del trabajo de misionero que el Padre Dunworth había hecho en África? ¿Y por qué éramos los únicos que se habían quejado? ¿Tan libres de pecado estábamos nosotros, que podíamos darnos el lujo de acusar a otros?

Unas pocas semanas después de esta reunión, Richard cayó enfermo. Mi diario dice: “Pobre Richard. Hoy se siente realmente enfermo. Espero que mañana sea mejor que hoy.” Al día siguiente Richard fue mudado del dormitorio común a una habitación separada. No se me permitió verlo. Mi diario registra la historia oficial. “Todas mis esperanzas sobre que Richard se pondría mejor han desaparecido.”

La entrada final en mi diario es del día siguiente. “Glenister se ha ido a su casa y yo me siento terriblemente solo y extraño mi casa. Qué espantoso día ha sido.”

Richard nunca volvió. Nunca más lo vi. Mis padres me visitaron poco tiempo después, y les conté sobre la súbita partida de Richard. También les dije sucintamente cómo nos habíamos quejado de los sacerdotes. Debe haber sido suficiente para mi padre, porque a poco de eso me retiró de la escuela.

Luego de un tiempo, como yo siguiera hablando de Richard, mi madre me contó finalmente el secreto que el director de la escuela le había confiado. Richard no había vuelto porque había sido expulsado. ¿Por qué había sido expulsado? Mi madre dijo que, según el director, no había habido otra opción. Richard, ese Richard de 12 años, le había explicado, era un “homosexual” y por tanto se le había dicho que no había lugar para él en una escuela católica.

Pasaron años antes de que yo asumiera íntegramente el brutal horror de esta estratagema. No sólo la manera en invertía la verdad sino la forma en que un veredicto tan absurdo podría haber afectado a Richard durante el resto de su niñez y adolescencia.

Pero ahora me doy cuenta, después de leer las 650 páginas del recientemente publicado Reporte sobre la Arquidiócesis Católica de Dublín, de que el cinismo de mi director de Droitwich ante las acusaciones de abuso sexual fue casi un asunto menor comparado con lo que los denunciantes de abuso tuvieron que soportar en Irlanda.

Porque, a diferencia del anterior y más publicitado Reporte Ryan, que estableció que miles de niños y niñas de la República Irlandesa habían sido víctimas de violación y abuso sexual por parte de sacerdotes y monjas, esta última pesquisa llevada a cabo por una Comisión Investigadora se ocupó únicamente de las formas en que las autoridades de la Iglesia y el Estado en Irlanda manejaron las acusaciones de abuso sexual infantil por clérigos. Nos brinda un estremecedor registro de lo que les sucedió a cientos de niños irlandeses y a sus padres, que tuvieron coraje suficiente para proseguir con sus acusaciones más allá de la etapa a la que logramos llegar el pobre Richard y yo en el Colegio del Sagrado Corazón.

El Reporte muestra una y otra vez cómo hubo una negativa generalizada de las autoridades eclesiásticas a reconocer cualquier acusación de abuso sexual infantil a menos que se hiciera en términos fuertes y explícitos. Las quejas individuales sobre un sacerdote en particular eran por lo general simplemente ignoradas, y al denunciante casi nunca se le permitía saber que se habían recibido muchas otras quejas sobre el mismo sacerdote. A los acusadores se les decía también que estaban sujetos por un juramento de confidencialidad y que no debían llevar sus quejas a otra parte, recordándoseles que la pena por quebrar este mandato sería la excomunión.

Pero el aspecto verdaderamente devastador del Reporte está en los detalles que da sobre lo que sucedía con cualquier queja que lograba pasar por el laberinto inicial de negación y ocultamiento y llegar a los obispos o arzobispos que eran supuestamente responsables por la conducta de los sacerdotes de su diócesis.

Porque aunque, según el Reporte, estos dignatarios eclesiásticos parecen haber aceptado la validez de la mayoría de las quejas, una y otra vez evitaron invocar sanciones de cualquier tipo sobre aquellos sacerdotes cuyas acciones habían sido descriptas ante ellos. En algunos casos los curas eran transferidos a otras parroquias, pero cuando esto ocurría los feligreses o miembros de la nueva parroquia o institución no recibían advertencia alguna sobre la conducta pasada de su nuevo clérigo. En otros casos los abusadores eran enviados por un corto lapso a una institución terapéutica perteneciente a la propia iglesia y luego se les permitía retornar a sus deberes sacerdotales.

En total, la Comisión examinó una muestra representativa de 42 sacerdotes en su estudio sobre las reacciones de la Iglesia y el Estado ante el abuso. Casi cada uno de los casos cuenta una historia de chocante inacción ante abusos sexuales que en muchos casos se extendían por varias décadas.

Consideremos la historia del Padre James McNamee. La primera acusación contra él data de 1960, cuando un antiguo monaguillo le contó a otro sacerdote sobre cómo McNamee actuaba de manera inapropiada con algunos miembros del equipo de fútbol local. No sólo se había duchado junto con los muchachos adolescentes desnudos sino que se los había subido a los hombros.

Estos asuntos fueron investigados por el obispo auxiliar Dunne, que aceptó la versión inocente que McNamee le dio sobre estos eventos, al igual que hizo el arzobispo McQuaid cuando el asunto llegó a su atención. El arzobispo afirmó que “siendo él un sacerdote de valor, estamos de acuerdo en que no puedo rehusarme a aceptar su palabra.”

Pero el interés de McNamee por las duchas con jóvenes desnudos estaba lejos de saciarse. Construyó una piscina de natación privada en su jardín. Los registros de la arquidiócesis muestran que se hicieron varias quejas por incidentes en la piscina tanto al obispo local como al arzobispo. Pero otra vez, nada se hizo, hasta que llegó una queja de un feligrés de que el Padre McNamee y un cierto número de chicos estaban haciendo ejercicio desnudos en la piscina, y que un muchacho desnudo se había sentado en las rodillas del cura para charlar. Se le pidió a un sacerdote de la parroquia que investigara. Encontró la historia creíble y concluyó que “existe una situación posiblemente explosiva a nivel local, que podría ser verdaderamente muy escandalosa.” Luego consultó con el vicario local y con otros sacerdotes que conocían a McNamee. Por ellos supo que sólo a determinados muchachos seleccionados se les permitía el uso de la piscina privada de McNamee, y que éste también era conocido por ir tomado de las manos de muchachitos en el patio de juegos y por llevar a algunos a dar vueltas en su auto.

Cuando finalmente se lo cuestionó por estos alegatos, McNamee confirmó que había construido su piscina él mismo y que por falta de espacio sólo permitía que hubiera seis chicos en ella al mismo tiempo. Admitió que ocasionalmente se bañaban desnudos pero no vio nada moralmente incorrecto en ello. Indicó su deseo de retirarse del servicio sacerdotal activo, pero las autoridades lo alentaron a seguir como cura parroquial “para evitar cualquier daño que pudiera ocurrir a su reputación”.

Su reputación no era tan buena. El Padre McNamee era tan conocido en la zona en esa época por su hábito de llevar a muchachitos en su auto y abusar de ellos, que los jóvenes locales lo conocían como “Father smack my gee” (usando una expresión del dialecto de Dublín que se refería a los genitales femeninos).

Finalmente, en 1979, casi 30 años después de la primera queja, la renuncia del Padre McNamee fue aceptada y fue asignado capellán de un monasterio de las Carmelitas. A las monjas sólo se les dijo que había sido asignado allí “por razones de salud”. Aparentemente su salud se recuperó pronto. Luego de misa, cada mañana, el Padre McNamee iba a nadar al mar con un grupo seleccionado de monaguillos del lugar.

Luego de más quejas, McNamee fue visto al fin por un arzobispo Murray, que le preguntó si tenía algo que decir sobre los recientes escándalos relacionados con el abuso sexual infantil, insinuando que se habían insinuado ciertas cosas sobre él en la zona. McNamee replicó que eso era “sólo cosas, cosas, cosas que se dicen. Hay como una conspiración en marcha: la gente ve cosas malas donde no hay nada. Mucho de lo que se ha dicho es malvado y malicioso. La gente que hace acusaciones falsas es malvada.”

En marzo de 1995, 35 años después de la primera de una larga serie de quejas sin efecto a las autoridades de la Iglesia, un nuevo denunciante reportó su inquietud sobre McNamee a la Garda (la policía). Pero aunque se pidió una investigación, por alguna razón no explicada el pedido no llegó al lugar apropiado hasta cuatro meses después. Al final, la DPP [Fiscalía  Pública] decidió no efectuar una acusación.

Historias terribles como ésta podrían no haberse hecho públicas jamás si se hubiera permitido a las autoridades de la Iglesia manejarlas a su manera. El arzobispo Connell le dijo a la Comisión que darles acceso a los archivos arquidiocesanos “provocó la crisis más grave en su posición como arzobispo” porque entraba en conflicto con su deber hacia sus sacerdotes. “Creo que deben recordar… que la confidencialidad es absolutamente esencial para el trabajo de un obispo, porque si la gente no puede confiar en que mantendrá confidencialmente la información que le dan, no vendrán a él. Y lo mismo vale para los sacerdotes.”

Y los otros tres arzobispos que presidieron la arquidiócesis de Dublín en los años ’60, ’70 y ’80 parecen haber respaldado esta visión sin reservas. En todos esos años, ninguno de ellos reportó a la policía ningún aspecto de su extenso conocimiento sobre abuso sexual infantil.

Pero incluso si hubieran hecho lo que debían bajo la ley civil, no hay garantía que los abusadores sexuales seriales en el sacerdocio habrían visto coartadas sus actividades drásticamente. Los denunciantes que pasaron por alto la Iglesia y fueron directamente a la ley se encontraron frecuentemente con demoras o con simple encubrimiento.

Altas personalidades de la Iglesia que buscaban excusarse por su trayectoria de complacencia y negligencia dijeron que estaban en una “curva de aprendizaje” en relación con el asunto de los abusos sexuales. Pero como observa el Reporte, esta explicación es bastante difícil de reconciliar con las noticias de que la arquidiócesis contrató una cobertura de seguros contra pedidos de compensación [monetaria] contra sus sacerdotes en 1987. Esto suena más a un cinismo profundo que a un reconocimiento progresivo de la necesidad de detener los abusos.

A medida que uno lee el reporte, se da cuenta gradualmente de una omisión flagrante en todos las declaraciones de obispos y arzobispos y de sus razones para no actuar: la preocupación por el daño que estos abusadores seriales estaban infligiendo a los niños. Dondequiera que se menciona algún daño o injuria, siempre es en referencia a la posición y reputación del sacerdote. Esto es lo que debe ser protegido a cualquier costo.

Es una declaración del mérito de los autores del Reporte el que no sólo desnudan las fallas estructurales de la Iglesia y de la ley que permitieron que el abuso serial ocurriera, sino que también reinstalan el bienestar de los niños en el centro de su veredicto condenatorio final.

“La Comisión no tiene dudas de que el abuso sexual clerical fue encubierto por la Arquidiócesis de Dublín y otras autoridades de la Iglesia…. Las estructuras y reglamentos de la Iglesia Católica facilitaron ese encubrimiento. Las autoridades del Estado facilitaron el encubrimiento al no cumplir con sus responsabilidades de asegurarse que la ley se aplicase igualmente a todos y al permitir que las instituciones de la Iglesia estuvieran más allá del alcance de los procesos normales de la ley. El bienestar de los niños, que debería haber sido la prioridad, no fue siquiera un factor considerado en las etapas tempranas. En cambio se puso el acento en evitar el escándalo y la preservación del buen nombre, estatus y recursos de la institución y de lo que la institución veía a como sus miembros más importantes: los sacerdotes…. Es responsabilidad del Estado asegurar que nunca más una inmunidad similar se le conceda a ninguna institución.”

Entretanto, en Droitwich, Inglaterra, un emprendimiento residencial cubre el área una vez ocupada por el Colegio del Sagrado Corazón. Hay, sin embargo, un sitio en Facebook del colegio, en el cual más de 53 miembros están ocupados intercambiando recuerdos de antiguos alumnos y maestros. Richard Glenister y el Padre Dunworth no han merecido, hasta ahora, una mención.

lunes, 15 de febrero de 2010

Avatar, la religión del ecologismo y la Iglesia Católica

Desde sectores religiosos se le ha prestado mucha atención (indebida, demasiada) a la religiosidad o espiritualidad manifiesta en la taquillera película Avatar, de James Cameron, que ha batido records no sólo de recaudación sino de babeo de fans por su calidad gráfica. En particular los católicos están molestos porque Avatar plantea “el ecologismo como religión”. El film, creen ellos, tiene una clara intencionalidad ideológica:
Lo desconcertante de “Avatar”, sin embargo, es la descarada, infantil y hasta ridícula propaganda ecologista, donde cualquiera que no comparte el radicalismo "New Age" de creer en la "madre tierra", es un asesino sicópata…
Que Avatar es infantilmente ecologista no hace falta decirlo. De ahí a calificarla de propaganda hay mucho trecho. James Cameron nunca ha sido un director políticamente comprometido o un ideólogo. Si Avatar fue planeada para algo fue para impresionar visualmente y levantar una carrada de dólares, nada más. Pero quizá a los católicos les moleste que el ecologismo naïf de Avatar tenga más sentido y mejor recepción popular que las trasnochadas declaraciones teológicas sobre el equilibro natural y la “ecología humana” con que Benedicto XVI ha elegido regalarnos de un tiempo a esta parte. Si la idea de que somos todos mala gente porque no nos sabemos cómo conectarnos íntimamente con la Madre Tierra es tonta o presuntuosa, ¿qué decir de la vinculación que ha hecho el Papa entre la aceptación de los anticonceptivos o la homosexualidad y la extinción de la raza humana?

Pero me aparto del tema. ¿Cuál es, en el fondo, la religión de Avatar? Para empezar, no es el ecologismo, en el sentido terrestre. En la Tierra no existe un organismo planetario que benévolamente cuide del “balance de la vida”. La hipótesis Gaia es a lo sumo una forma poética de referirse a los mecanismos homeostáticos automáticos del planeta que habitamos, mecanismos que no tienen nada de místico o misterioso. Los Na'vi no podrían practicar su forma de vida en la Tierra porque aquí no hay ninguna Madre Tierra dispuesta a escucharlos. Por eso, personas que entienden realmente la ecología como ciencia han protestado ante la caracterización de Avatar como película ecologista.

En Pandora es fácil, casi inevitable, estar en equilibrio con el ecosistema (¡por lo pronto, la pseudo-deidad planetaria Eywa enviará ejércitos de animales furiosos contra quien se le ponga en contra!). En la Tierra hay que hacer un esfuerzo, porque hay pocos argumentos, a corto plazo, para no arrasar con bosques y selvas para construir ciudades o plantar cultivos. De hecho, son argumentos económicos: el medio ambiente nos provee (gratis) de servicios que de otra forma tendríamos que pagar, como la renovación del aire y del agua, la amortiguación de las variaciones de temperatura, y muchas otras. El problema es que en nuestras sociedades (o al menos, entre los que tenemos el privilegio de contar con salas de cine y dinero para pagar una entrada para ver Avatar) podemos, de hecho, joder al ecosistema y pagar sustitutos de esos servicios con dinero, a costa de perder otras cosas, o de quitárselas a otras personas menos afortunadas, entre nosotros o en otras partes del mundo. A largo plazo se nos volverá en contra, pero ni la economía ni la política tienen en cuenta plazos largos, y francamente, a muy pocos les importa realmente cómo vivirán sus tataranietos.

En la Tierra, hemos tenido además que adoptar conscientemente una ética de respeto a la diversidad biológica, porque (fuera de nuestras conciencias) nada ni nadie nos va a castigar si extinguimos una especie. Para los Na'vi es fácil ser ecologistas: todo está dispuesto para que lo sean. Por eso Avatar no propone el ecologismo, sino una visión ideal de un mundo donde el respeto a la naturaleza es automático. Los Na'vi son para los humanos como las personas que nunca hemos fumado para los adictos al tabaco: no pueden enseñarnos cómo lo hacen, y no tienen mérito alguno por hacerlo.

La religión de los Na'vi, si cabe llamarla así, sí es una verdadera religión en al menos un sentido: es innecesaria. El ritual estilo hippie con el cual se invoca a Eywa en el Árbol de las Almas es sin duda un accesorio visual, al igual que el entierro en posición fetal con ofrendas rodeando al cuerpo (que vemos brevemente), y todas las invocaciones y gestos y vestimentas de la chamán. Eywa es un organismo y se comunica con otras criaturas a través de fibras nerviosas; es inconcebible que necesite toda esa parafernalia gestual. En la Tierra, esos rituales tienen sentido antropológico, si se quiere, paradójicamente, porque aquello que buscan invocar no existe en realidad de forma objetiva; en Pandora, son un mero adorno.

La crítica católica a Avatar se refiere, no obstante, a aspectos teológicos que tienen que ver con la forma de la salvación. El problema que tienen esos argumentos es que los cristianos, como la mayoría de los creyentes de todas las religiones, creen que debemos ser indefectiblemente “salvados”. Debemos ser salvados porque estamos en peligro, y ese peligro nos lo hemos echado encima nosotros mismos porque somos malos, pecadores; llevamos el mal metafísicamente con nosotros. Si nos rendimos al mal, tentación que nos acecha constantemente, nos iremos al infierno.

Ahora bien, para el cristianismo, la salvación está al alcance de todos, aunque cueste trabajo. Pero los Na'vi (siempre según esta interpretación del film), plantean una salvación para pocos, que requiere “vaciarse y volverse a llenar”, abandonarlo todo y transformarse en otra cosa.

Pero esta forma de ver Avatar es un sinsentido, porque los Na'vi nunca se encontraron antes con seres humanos y no les interesa “evangelizarlos”; sólo quieren que los dejen en paz, porque ellos están bien como están. Los Na'vi no hacen planteos teológicos. Sí, Neytiri le dice a Jake Sully que para entenderlos y vivir con ellos debe volverse uno de ellos y abandonar a los humanos, cosa que Sully finalmente hace no sólo en ideas sino literalmente en cuerpo y alma. Pero Neytiri no se lo plantea como salvación, ni tan siquiera como ejemplo moral; simplemente no concibe otra forma de vida. Los Na'vi no buscan convencer y no buscan salvar. No lo necesitan; nunca han hecho nada malo que requiera redención. O más bien, lo que puedan haber hecho no requiere una intervención externa para ser remediado.

Éste, creo, es el problema de los católicos. Los Na'vi no tienen pecado original. Son una especie inteligente (como nosotros) que vive en armonía con su medio ambiente (como nosotros podríamos hacer si nos esforzáramos). Con la ayuda de la ciencia, un humano puede escapar —eso parece— de las garras del pecado original que mancha a nuestra especie, transformándose en un Na'vi, en un habitante del Edén. Algo así, si fuera posible, sería una pesadilla para el cristianismo.

Aunque el film no dice una palabra sobre las religiones humanas, por la historia y por abundante experiencia sabemos que, si la Iglesia Católica enviara sacerdotes a Pandora, sería en primer lugar para convencer a los Na'vi de que Eywa es un falso dios, para cortar así su vínculo con ella y sembrar luego, sobre el ávido suelo de una cultura mutilada y humillada, las semillas del cristianismo; y en segundo lugar, para bendecir a los soldados y las armas con que se consumaría la destrucción de los Na'vi que se opusieran a la explotación del planeta.

Afortunadamente para las religiones humanas, nuestro mundo es mucho más difícil que el de Avatar, que es un paraíso que probablemente nunca encontraremos.

viernes, 12 de febrero de 2010

Día de Darwin

Hace hoy 201 años nació en una zona rural del oeste de Inglaterra un niño al que sus padres llamaron Charles Robert Darwin. Cincuenta años después, luego de un largo tiempo de indecisión, Darwin publicó un libro titulado On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life, o como lo conocemos en castellano y en su forma corta, El origen de las especies.

Aunque otros habían tenido la idea antes, Darwin fue el primero que la desarrolló, la expuso, y demostró su validez con un inmenso cúmulo de observaciones recogidas por él y por otros en todo el mundo. La peligrosa idea de Darwin, como la llamó Daniel Dennett; posiblemente la idea más poderosa de todos los tiempos, como dijo Richard Dawkins, porque con un principio muy simple lo explica todo, o casi todo, en el campo de la biología. Reformulada, puede resumirse en una frase:
“Dado un tiempo suficiente, la supervivencia no aleatoria de entidades hereditarias (con ocasionales fallas de copia) generará complejidad, diversidad, belleza y una ilusión de diseño tan persuasiva que será casi imposible de distinguir de un diseño inteligente deliberado.”
La evolución de las especies por selección natural (más algunos otros ingredientes) es una teoría que ha sido probada con éxito innumerables veces, hasta el punto en que ya no cabe sino llamarla un hecho. Sin embargo, y como ocurrió cuando Darwin la presentó, hoy hay un número considerable de personas que no la conocen o no la entienden, y dentro de éstos, una gran cantidad que no creen en ella por motivos religiosos y culturales. Y es que la evolución vino a completar la demolición del pedestal donde el ser humano se había colocado a sí mismo desde que tuvo capacidad de pensar.

El hombre primitivo tuvo que darse cuenta de que su país no era la Tierra, ni el ombligo del mundo, y que su raza, su tribu, era sólo una entre muchas (y la persistencia del nacionalismo y la xenofobia demuestran que esta transformación no ha terminado). Después tuvo que aceptar que la Tierra no era el centro del universo, que el Sol no era sino una estrella más, que la mismísima Galaxia era apenas un cúmulo de polvo en un universo inabarcable, y que el universo no había sido creado para nuestro disfrute o edificación.

Con la evolución, el proceso de destrucción de las presunciones humanas llegó al blanco más temido. Somos animales y primos de animales. Hace unos miles de generaciones compartíamos el planeta con otras especies inteligentes, parecidas pero no iguales a nosotros; como cualquier otro animal, pudimos haber sido exterminados por una glaciación, por una plaga, por otras especies. Y unos pocos millones de años atrás, un pestañeo en la escala geológica, nuestros antepasados eran seres que hoy no vacilaríamos en llamar bestias, simios peludos con una inteligencia que no superaba la de un chimpancé actual, si acaso.

Si pudiera rebuscar en mi árbol genealógico, eventualmente hallaría entre mis ancestros a una pareja de monos. Entre mi ascendencia y la tuya hay mamíferos cuadrúpedos parecidos a ratas, grandes reptiles, viscosos anfibios, antiguos peces acorazados, y cosas pequeñas y sin cerebro que ya no existen.

Para la cultura occidental cristiana y para la cultura islámica, producto de siglos de dominación de parte de las dos religiones más grandes del mundo, estas cosas son anatema. Ninguna de ellas ha aceptado la evolución; a lo sumo la toleran, como quien tolera un hecho molesto o vergonzoso pero indiscutible, evitando referirse a él o disfrazándolo con un manto de teología para excusar su aspecto. En las partes menos civilizadas del mundo, como el sur de Estados Unidos, la Península Arábiga o el centro del continente africano, donde las formas menos sofisticadas y más antiintelectuales de la religión son dueñas del espacio público, la evolución es atacada como culpable de todos los males del mundo, desde la inmoralidad sexual de los jóvenes hasta el colonialismo, desde la violencia en las calles hasta el Holocausto o las purgas de Stalin.

Los motivos de estas acusaciones van de los malentendidos razonables a las más ridículas distorsiones de la realidad histórica y científica. Mientras que tejer mentiras y exponerlas a un público ignorante es rápido, explicar sus raíces y desentrañar la falsedad en detalle llevaría un libro. Pero en este aniversario del nacimiento de Charles Darwin, sentí que había que reivindicarlo una vez más.

Darwin no es un modelo de conducta en todos los sentidos, desde ya, pero es un modelo para los científicos: metódico, prudente, consciente de su capacidad para el error, honesto hasta el punto de señalarle a sus futuros críticos dónde debían buscar para refutar y derribar su teoría. Esos críticos, aunque tenían cosas que decir en un principio, de un tiempo a esta parte se han convertido en todo lo contrario de este modelo: mentirosos e ignorantes, apresurados al denostar y al rehusarse a entender, cegados por sus creencias particulares, arrogantes en su fe inquebrantable, y sobre todo profundamente incapaces de ver en la naturaleza la majestad y el esplendor que Darwin encontró, excepto como una pálida reflexión de la gloria de un dios inexistente.

Dos siglos después de Darwin, todavía no hemos asimilado todo lo que su idea nos puso enfrente. Todavía nos consideramos, incluso inconscientemente, una parte distinta y especial del mundo. Nosotros, que venimos —como todo lo demás— del barro y del azar, nos debemos una revisión de todo nuestro sistema de valores, con tanta frecuencia basado en la ingenua concepción de que somos un escalón entre las bestias y los ángeles. El ancho mundo no nos pertenece, y ninguna esencia o privilegio especial nos puede salvar de nuestras propios errores, sino el entendimiento de quiénes somos y de dónde venimos.

jueves, 11 de febrero de 2010

Picnic por el Mismo Amor (A174)

El activismo a favor del matrimonio homosexual en Argentina está movilizado. Para este domingo 14 de febrero, Día de San Valentín, el movimiento ha organizado un “Picnic por el Mismo Amor” en varias ciudades del país. Si no llueve, espero tener el gusto de asistir junto con mi novia y compañera. Aquí en Rosario, el picnic se realizará en el Paseo de la Diversidad, un pequeño espacio en la costanera céntrica del río Paraná dedicado precisamente al reconocimiento de todas las identidades sexuales, que la Municipalidad inauguró en 2006.

El movimiento por el derecho al matrimonio sin distinción de sexo cobró impulso desde finales del año pasado, cuando saltó al conocimiento público que se estaba por tratar en el Congreso un proyecto para modificar el Código Civil y permitir que las parejas gays se casen con iguales derechos que las heterosexuales. El proyecto quedó en suspenso porque el kirchnerista Frente para la Victoria (el partido del gobierno), no dio quorum en la sesión de la Cámara de Diputados donde debía tratarse, y donde su cómoda mayoría hubiera casi garantizado su aprobación. Rossi ha asegurado que el proyecto se votará este año, y que él piensa votar a favor; el ex presidente Néstor Kirchner, ahora diputado, también opinaría así. Desde diciembre, el oficialismo ya no tiene una mayoría tan marcada, pero con los votos de los partidos menores de centroizquierda, la aprobación debería ser un mero trámite... si verdaderamente hay voluntad política para tomar una medida de tan amplio alcance.

Esperamos que haga un buen día y que haya una gran concurrencia. A mis lectores de Rosario (o de otras ciudades donde se realice el picnic), les recomiendo animarse a ir con sus familias o con sus compañeros y compañeras, porque esto es un paso adelante y una reivindicación para una cantidad de gente que la mayoría de nosotros no imaginamos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Conspiracionismo ¿auspiciado por la Iglesia Católica? (A173)

En mi habitual recorrida distraída por los órganos de prensa de la caverna católica me encontré con uno de esos títulos tremebundos a los cuales ya nos tienen acostumbrados y decidí echarle una ojeada al contenido, sin esperar sorpresas. Al fin y al cabo, Eugenesia y eutanasia. La conjura contra la vida (subtitulado) Un libro de Guillermo Buhigas contra la cultura de la muerte no evoca más que los tópicos habituales. Pero no.

Los católicos devotos creen, si es que han prestado atención a sus pastores, que hay una gran conjura mundial contra “la vida”, entendiéndose por ello la procreación indiscriminada e incesante de la raza humana y el mantenimiento de las funciones orgánicas de cualquier cosa que tenga ADN humano hasta donde la ciencia lo permita y en tanto un comité de bioética formado por ultracatólicos no autorice otra cosa. Creen que la ONU y las ONG que difunden programas de salud sexual y reproductiva o de control demográfico, las que impulsan leyes sobre aborto y muerte digna, etc., junto con gobiernos y movimientos políticos afines, se coordinan hábilmente para ir creando un mundo donde rija la “cultura de la muerte”, y logran hacer ver que lo que buscan es deseado por la población, científicamente sensato y moralmente correcto.

Hasta ahí la visión usual. Pero Guillermo Buhigas Arizcun, el autor del libro mencionado, no es uno más del rebaño. Y por eso es que llama la atención que su libro esté recibiendo publicidad de parte de un portal católico que, al margen de otras consideraciones, siempre ha estado en línea con la doctrina oficial.

Eugenesia y eutanasia… no es un libro católico sobre la fascinante historia del movimiento eugenésico o sobre el debate de la eutanasia. Por lo que se ve (no lo he leído), es una ficción alucinada y conspirativa que atribuye a Darwin y a la teoría de la evolución la culpa original por esterilizaciones masivas y genocidios: “el darwinismo [es la] base conceptual de toda la barbarie sufrida por la humanidad en los últimos doscientos años”, en palabras del autor. En su descripción detallada en el sitio de la editorial Sekotia [PDF] se dice que
… El libro desmitifica la teoría evolucionista e inexiste del dogma naturalista formulado por Charles Darwin. La hipótesis darwinista ha sido rebatida del todo por la ciencia, pero impuesta en la “cultura”…
… lo cual no sólo es una burrada de proporciones sino que confunde varias categorías (dogma con teoría, teoría con hipótesis, darwinismo social con selección natural darwiniana, etc.) y remite, en lo religioso, no a la prudentemente ambigua doctrina católica sobre la evolución sino más bien a las manifestaciones más vulgares del cristianismo evangélico, o como mucho, a las ideas medievales de los católicos antimodernistas.

¿De dónde sale este Buhigas? Escritor no es: su minibiografía dice que es “productor, realizador, guionista y empresario”, es decir, a todas luces, un tipo con dinero para pagarse un lugar en radio o TV y decir tonterías de esta clase, y a quien alguien le dio la idea de hacer más dinero con un libro que terminará en la estantería de Esoterismo y de ahí a la mesa de saldos. No es su primer libro. La misma editorial le ha publicado uno llamado Los Protocolos (¡qué título!) donde explica (según un crítico que trata con todas sus fuerzas de no ser muy crítico) que
… La cábala y el gnosticismo redivivos han dado lugar a la masonería y a la nueva era, a la educación ilustrada para una determinada ciudadanía y al esoterismo, al desbocado ecologismo y a la no menos desbocada revolución sexual, tratando siempre de aniquilar lo religioso, entiéndase lo religioso católico.
Y la cosa va para más, porque Los Protocolos es apenas la primera parte de “una trilogía analítica sobre el proyecto iluminista para apoderarse del poder mundial.” Las palabras sobran.

Me cuesta entender cómo un sitio web católico puede publicar algo elogioso sobre un libro plagado de teorías alucinadas y groseras falsedades (teorías y falsedades que no tienen sustento en el Catecismo, quiero decir — porque de las que sí están defendidas allí, obviamente, viven muchos escritores católicos de doctrina ortodoxa). ¿Se habrá dejado llevar Zenit por el título, o por los sonoros golpes de pecho de Buhigas proclamándose luchador por la vida y desenmascarador de los conspiradores de la muerte? Ni en los propios censores puede confiar uno ya para buscar libros que adhieran a la Verdadera Fe…

domingo, 7 de febrero de 2010

Lo burdo de lo sobrenatural

“El mundo de los vivos encierra ya por sí solo bastantes maravillas y misterios; maravillas y misterios que obran por modo tan inexplicable sobre nuestras emociones y nuestra inteligencia, que ello bastaría casi para justificar que pueda concebirse la vida como un sortilegio. No; mi conciencia de lo maravilloso es demasiado firme para que pueda dejarse nunca fascinar por el simple sobrenatural, que, en resumidas cuentas, no es sino un artículo de manufactura fabricado por espíritus insensibles a las secretas sutilezas de nuestras relaciones con los muertos y los vivos en su infinita muchedumbre: profanación de nuestros más tiernos recuerdos; ultraje a nuestra dignidad.”

Joseph Conrad, del prólogo a La línea de sombra (1917)

sábado, 6 de febrero de 2010

Mentiras sobre el aborto II (A172)

Hace un tiempo hablé de las mentiras empleadas por los fanáticos religiosos para denostar el aborto, entre ellas la del inexistente “síndrome post-aborto”. Las apelaciones psicológicas y sentimentales no son las únicas; los activistas antiderechos abusan también de las estadísticas, como demuestra el boletín nº 649 de la agencia católica Notivida, del cual se hacen eco AICA y Valores Religiosos.

Se trata del mismo repugnante argumento que Notivida empleó el año pasado en su informe-propaganda sobre el tema: el aborto ilegal no mata suficientes mujeres como para que sea prioritario hacerlo legal. Sería ocioso repetir las mismas explicaciones que di hace un año demostrando que este pseudo-argumento es falaz, además de inmoral.

Reproduzco aquí el comentario anónimo que recibí entonces, porque es revelador de cómo una persona puede rechazar de la boca para afuera las ideas de la Iglesia sobre la mujer y el sexo, y al mismo tiempo sostener una opinión que demuestra cómo ha internalizado la moralina cristiana, su profunda misoginia y su inhumana concepción de la responsabilidad:
El aborto solo tiene que ser legal para algunos casos(violaciones por ej.). No es posible que una mujer se encame con alguien y no use un metodo anticonceptivo. Si no lo hace, y despues quiere abortar eso no lo veo bien y habla de la irresponsabilidad de la pareja; aun siendo adolescentes, pues hoy los pibes saben de estos temas. Traer a alguien al mundo no es un ACCIDENTE por lo que yo diria para esos casos, ¡JODANSE! En los hospitales publicos existen metodos gratuitos de anticoncepcion, por lo una mujer pobre puede acceder a ellos. Aue la Iglesia no quiere que se usen esos metodos me importa un carajo. La Iglesia no es toda la gente y no toda la gente es catolica o de la religion que sea.
Todo lo cual es una advertencia sobre la necesidad de descristianización que propone Michel Onfray: no basta con luchar contra los signos visibles de la religión, sino que hay que reformular toda la cultura para extirpar de ella los conceptos religiosos, especialmente el que se vislumbra en este comentario anónimo: que somos “responsables” (es decir, culpables, moralmente merecedores de castigo) por actos que no perjudican a un tercero; que nos merecemos ciertas cosas (como parir un hijo no deseado) porque ante los ojos de Alguien hemos sido descuidados.

martes, 2 de febrero de 2010

La vacuna contra el SIDA no vale la pena (A171)

Tengo aquí algo que me gustaría que me ayudaran a desentrañar, porque es difícil saber de qué va, pero es muy sospechoso.

Parto de un artículo publicado en la agencia de (des)información católica ACI, horrorosamente titulado Se malgasta dinero buscando vacuna para el SIDA, afirma experta, donde se citan palabras de la Dra. Bonnie Dunbar, fundadora del Centro Biomédico Africano a los efectos de que se debería gastar ese dinero más bien en curar otras enfermedades infecciosas y de transmisión sexual, y en terminar con la malnutrición, deshidratación y pésimas condiciones sanitarias que sufren tantos africanos.

El CBA es reconocido por su lucha contra el SIDA y la malaria, por lo cual no resulta inmediatamente sospechoso. Mi primera reacción, no obstante, fue relacionar el título con la doctrina católica (expresada con más o menos matices, pero bien conocida) de que las ETS como el SIDA son fruto de la inmoralidad sexual. Si bien no se lo dijo así, las ya infames afirmaciones de Benedicto XVI sobre los preservativos está en la misma línea: su subtexto es que el contagio no se evitará con medidas sanitarias sino con un cambio radical de conducta sexual, y no precisamente con lo que se llama “sexo seguro”.

Y si alguien piensa que estoy buscándole la quinta pata al gato, recordemos que la reacción de la mayoría de la dirigencia evangélica y católica a la pretendida imposición de la vacunación contra el virus del papiloma humano (HPV) en los Estados Unidos fue de mesurada duda a abierta oposición, superficialmente por cuestiones de principio sobre su obligatoriedad, sospechas de lobby de las empresas farmacéuticas o temores sobre los efectos secundarios no estudiados de la vacuna, pero en realidad motivada por la implicación de que la protección contra el HPV (que provoca cáncer de cérvix uterino) era un pase libre a la sexualidad sin control de las jóvenes vacunadas (la misma idea, demostradamente errada, se expresa sobre los preservativos). Las iglesias preferían promover la abstinencia en forma exclusiva (estrategia probadamente fallida) y arriesgar el contagio, antes que tomar medidas que le quitarían a las jóvenes el miedo al sexo.

La Dra. Dunbar (que, dicho sea de paso, tiene el mismo nombre y apellido que una astronauta, cosa que no debe llevar a confusiones) afirma que probablemente nunca se pueda desarrollar una vacuna contra el HIV que sirva en el caso de las transmisiones entre personas heterosexuales:
Esto se debe a que durante 10 días entre los cuales están los días fértiles del ciclo de la mujer, el sistema inmunológico del útero se "apaga" por completo para no destruir a los posibles espermatozoides que entren a fecundar un óvulo, así como para defender al posible embrión que se forme luego de la fertilización.

"Es como si el cuerpo dijera que necesitamos ese embrión para que fecunde, así que no hay que atacarlo. Nuevamente es la madre naturaleza ayudando a que la especie perdure mediante una efectiva biología reproductiva". Con esa reacción del cuerpo, una posible vacuna no tendría ningún efecto, explica la experta.
Esto me resulta extremadamente sospechoso. De por sí, cuando un científico se pone a hablar de la “madre naturaleza” sin que quede claro, clarísimo, que se trata de un recurso metafórico fabulesco, se me prenden las alarmas; lo mismo cuando se le adscriben intenciones y deseos al cuerpo humano. Lo de “ayudando a que la especie perdure” es casi una frase diagnóstica de la adhesión de la Dra. Dunbar a las ideas cristianas conservadoras sobre población. Pero además de eso, jamás he escuchado que las mujeres se contagien preferentemente de enfermedades infecciosas en sus períodos fértiles de la manera en que se sugiere. Es difícil que la evolución hubiera favorecido que las hembras de nuestra especie estuvieran literalmente inmunosuprimidas la tercera parte del tiempo.

Examinando la trayectoria de la Dra. Dunbar uno se encuentra enseguida con otros signos alarmantes. Resulta que Dunbar investigó durante 30 años la posibilidad de una “vacuna anticonceptiva”, usando un método por el cual el cuerpo de la mujer generaría inmunidad contra sus propias células sexuales. La investigación con animales, no obstante, mostró que lo que se generaba era una enfermedad autoinmune que no sólo eliminaba los óvulos, como se pretendía, sino que destruía los ovarios de las hembras. Dunbar aparentemente vio esto, en un flash se dio cuenta de que no debía proseguir la investigación, y en un giro profesional de 180º decidió hacer campaña contra el gasto en anticoncepción en África.

Esto está muy bien si la doctora cree que es lo correcto, pero como dije antes, hay abundantes señales de que otra cosa está ocurriendo. Por lo pronto, la noticia de la conversión de Dunbar ha encontrado eco inmediato en la blogosfera católica: un grupo “pro-vida” (es decir, pro-natalista y anti-feminista) titula amarillísticamente Vacunas anticonceptivas: funcionan pero supuestamente desechadas por destruir ovarios! y abre con lo siguiente:
La Dra. Bonnie Dunbar, una de las principales investigadoras en el campo de la anticoncepción, abandonó recientemente 30 años de trabajo en el desarrollo de una vacuna anticonceptiva, porque descubrió que el cuerpo femenino se rehúsa a ir en contra de su propia reproducción. La Ciencia, una vez más, confirma la fuerza inalterable del diseño físico femenino.
Por un lado el titular es falso porque no se trata de una vacuna anticonceptiva que funcionaba mal, sino de una línea de investigación en animales que no sirve como vacuna anticonceptiva porque tiene un efecto secundario indeseable e irreversible. La investigación no probó la imposibilidad de tal vacuna; sólo mostró que no se logrará por esa vía, a menos que se encuentre una manera menos agresiva de emplear el sistema inmune. Por el otro lado, la Dra. Dunbar puede pensar lo que quiera, pero resulta irónico que plantee que “el cuerpo femenino se rehúsa a ir en contra de su propia reproducción” cuando su trabajo partió precisamente de un estudio de casos de infertilidad causada por un trastorno autoinmune, es decir, precisamente un caso de cómo el cuerpo femenino va en contra de su reproducción. La Ciencia, con mayúscula, no ha confirmado nada sobre esa metafísica “fuerza inalterable del diseño físico femenino”; cuanto más, ha reafirmado el hecho conocido de que es difícil manipular cualquier parte de nuestra biología sin causar repercusiones en otra.

La misma noticia, el mismo texto desinformativo y plagado de mensajes contra el control de la natalidad, es reproducido por un blog que se autonombra Revista Fides et Ratio como Ovarios Destruidos: el Fracaso de las Vacunas Anticonceptivas, retomando la falsedad que notamos arriba y además pluralizando, como si una multitud de enfoques de la fría ciencia anti-vida del control demográfico hubieran chocado contra el muro infranqueable de la voluntad divina.

El texto original —despejemos el misterio— proviene del Population Research Council. Está escrito por una “investigadora” del PRC, Joan Robinson, y precedido por una gozosa nota de su presidente, Steve W. Mosher, que malinforma: “La larga e infructuosa búsqueda de una vacuna anticonceptiva, que haría que  el cuerpo de una mujer sea hostil a la recepción de espermatozoides, ya es un asunto cerrado.”

El Population Research Council es, según su pie de página, “una organización sin fines de lucro dedicada a desmontar la falacia de la sobrepoblación en el mundo… dedicado a terminar con los abusos contra los derechos humanos cometidos en nombre de la planificación familiar y acabar con los contraproducentes paradigmas sociales y económicos derivados de la falacia de la 'sobrepoblación'.” El sitio web internacional agrega que el PRC es “una red global y en crecimiento de grupos pro-vida” y entre sus objetivos figura la promoción de políticas pro-natalistas.

¿Y quién fundó esta maravillosa organización? Un sacerdote benedictino, Paul Marx, que también es fundador y Presidente del Consejo de Directores de Human Life International, “misioneros pro-vida para el mundo”. Vida Humana Internacional (tal es su versión en castellano) es una fuente inagotable de mentiras sobre los métodos anticonceptivos, el aborto, la eutanasia, etc. Existe una serie de organizaciones católicas que repiten los mismos argumentos y la misma desinformación, generalmente entre ellos.

¿Será, entonces, que el reporte del PRC no es más que una muestra de esta estrategia de falsedad dirigida a denostar el control de la natalidad, ya no desde la moral religiosa —a la que cada vez menos gente presta atención— sino desde una pretendida objetividad científica? No lo sé. Me gustaría saberlo. Está muy claro que la Dra. Dunbar ha cambiado de actitud de una manera bastante poco científica y más parecida a la conversión religiosa, pero no podemos juzgarla, sino apenas lamentarnos. Sería una lástima que lo de la vacuna contra el SIDA y la vacuna anticonceptiva fuera cierto, porque esas dos cosas, por sí solas, podrían reducir enormemente el sufrimiento humano (especialmente el de las mujeres), la pobreza, y el daño que nuestro número siempre creciente está haciendo al ecosistema global.